Editorial
El mes patrio ha perdido su colorido, su fiesta, sus ganas de dar el Grito, de salir a la calle, de ver arder los cielos con la fiesta mexicana del mes patrio. La pandemia se ha llevado la alegría, el jolgorio, nos ha quitado la festividad.
Con más de 70 mil muertos, causados por el Covid-19, México es un país de luto y ni siquiera tenemos idea de cuándo podremos festejar cómo antes, todos en bola, compartiendo el sentimiento de la música, de la historia, de un sueño de nación.
Si somos positivos, es cuestión de meses, de que llegue la vacuna, de que se acaben las cuarentenas y los rebrotes, pero la verdad es que nadie tiene seguridad de nada, los que se suponen que saben, hace tiempo que nos dimos cuenta que tampoco tienen ninguna certeza.
Vivimos tiempos inciertos, pero también es cierto que nadie se rinde, hasta los más afectados por la pandemia, hasta los más afectados por el virus, todo mundo se levanta y sigue, trabajando, pensando, haciendo.
Hoy festejaremos lejos de los monumentos y las plazas, en casa. Y quizá el futuro tenga que ver con una forma de vivir más alejados de las calles y más cerca de la familia.
En realidad nadie lo sabe, solo sabemos que después de la pandemia nunca seremos los mismos, cambiaremos muchas cosas, pero lo esencial seguirá igual.
Sentiremos el mismo orgullo de ser mexicanos, el mismo sentimiento cuando veamos nuestros símbolos patrios, seguiremos creyendo que, a pesar de todo, podemos tener un mejor país, una mejor sociedad.
Hoy toca festejar en casa, mejor, más cerca de los nuestros. Toca esperar y cuidarnos, ya habrá mejores fiestas, grandes fiestas.
Hoy festejamos la gran idea que tuvieron nuestros héroes, la de construir una gran nación a la que no puede derrotar ni un virus.
