Tepuche es el nuevo Ajoya, el nuevo Limoncito, el nuevo Baila, el nuevo epicentro de la violencia.
Ayer, un grupo armado convirtió al poblado de Bagrecitos, que mira hacia la sierra, en un cementerio más en Sinaloa, de esos que se recordarán durante años.
Los asesinos llegaron a media mañana y comenzaron a disparar desde la carretera, sin sentido, con saña, de manera aleatoria o con ganas de matar por matar.
Murieron ocho campesinos, pero pudieron morir muchos más, murieron los que no pudieron correr hacia el monte, murieron los que no alcanzaron a entender porqué deberían morir sin razón alguna.
Algunos de los muertos viajaban en motocicleta, otros se encontraban en el pueblo, otro más cerca del río, lo único que los unía era el pueblo y la sinrazón de los asesinos.
Los mataron para calentar la plaza o porque los quieren fuera, desplazados, huidos, desperdigados por las ciudades, como a miles; obligados a abandonar sus tierras para que los asesinos puedan hacer su negocio, el mejor negocio del mundo.
Y mientras mueren los campesinos de Sinaloa impunemente, en la Ciudad de México senadores y diputados, perezosos, discuten en cámara lenta si deben o no despenalizar la mariguana.
O en el mejor de los casos se envían abrazos y besos para enfrentar el crimen, o se habla de índices a la baja, hasta que un día, como ayer, otro rincón perdido de Sinaloa se incendia y mueren los campesinos, los pescadores, los jornaleros, casi siempre los pobres.
¿Qué pasa en Tepuche?
Desde finales del año pasado. algunas zonas del norte de la ciudad de Culiacán se han vuelto escenario de enfrentamientos, ya sea entre civiles armados o de grupos armados contra las autoridades, o como ayer, grupos armados en contra de civiles desarmados.
El martes, después de un enfrentamiento en Tepuche, las autoridades reportaron el aseguramiento de un arsenal, que dejó al descubierto el poderío de fuego que tienen los grupos que mantienen en jaque la zona.
La plaza está “caliente”, como dicen algunos pobladores a las autoridades, las que perdieron el control de la zona desde hace tiempo.
Las autoridades responden con algunos operativos y acuden a los llamados de hechos violentos, muchos de ellos falsos, llegan y no encuentran a los delincuentes.
El martes encontraron un arsenal y decomisaron algunos vehículos, pero no se detuvo a nadie, como casi siempre.
El asunto de la violencia en Tepuche se ha ido incrementando paulatinamente, incluso un grupo de vecinos se armó de valor y realizó una manifestación, meses atrás.
Los vecinos denunciaron que estaban hartos de verse sometidos a la violencia de los grupos armados, aunque todavía no se reportaba una masacre, los indicios de alerta ya estaban ahí.
Piden ayuda
El Gobierno del Estado respondió a los vecinos de Tepuche con algunas acciones aisladas, pero ante la imposibilidad de controlar la región pidió el apoyo de la Guardia Nacional para peinar la zona.
Ayer, la Secretaría de Seguridad Pública realizó un llamado a la autoridad federal para entrar en la zona, en un evidente reconocimiento de que el problema los ha superado completamente.
No tiene nada de malo pedir ayuda, el problema es que la masacre ocurrida en Bagrecitos nos aclara que el llamado ha sido tardío.
Si supiéramos leer los avisos que va dejando la violencia a su paso hace tiempo que deberíamos habernos dado cuenta que algo terrible iba a pasar en esa zona.
Realidad o buenos deseos
De acuerdo a Javier Lizárraga Mercado, Secretario de Economía estatal, la reapertura económica va en un 90 por ciento, lo cual quiere decir que prácticamente Sinaloa ya se encuentra reactivado y sólo faltan algunos sectores como el de los hoteles y moteles, bares, cantinas, casinos y gimnasios para que la reapertura sea total.
El problema con estos giros es la gran concentración de personas que originan, pero para el Secretario, por ejemplo, los hoteles estarían abriendo, posiblemente, el miércoles de la otra semana, o sea el 01 de julio.
Las cifras oficiales de la pandemia por el Covid-19 no nos llevan a ser tan optimistas, ya que en Sinaloa casi alcanzamos los mil 100 muertos, y con cifras récords de contagios.
Por otro lado, los números nacionales muestran que el País a rebasado sus propios niveles históricos en la confirmación de nuevos pacientes, ni se diga las defunciones que sólo ayer se registran casi mil muertos, si bien es cierto que no murieron en un solo día, para el caso es lo mismo.
Pues a pesar de eso, Lizárraga Mercado ve posible la apertura de hoteles y es mas, una reactivación que deberá ir a la par con la apertura de playas, lo que es música para los oídos de los mazatlecos, tan golpeados por la pandemia.
Esperemos que las cifras del fin de semana ya no sean tan disparatadas y veamos ya una reapertura de hoteles, moteles y playas, aunque con restricciones.
Confiemos, aunque con tanto ajuste que hace la Secretaría de Salud estatal cada día nos mete un susto que habla de “rezagos” cómo decir, “ha se nos olvidó registrar 100 muertos más”, que hace que se nos paren los pelos cada tarde.
Agricultores, de pie
Han sufrido, como todos, la pandemia, acusaciones de dumping, manifestaciones, incertidumbres generadas por los precios de los granos y aún así los agricultores señalan que se mantienen de pie y optimistas en un nuevo ciclo agrícola.
Ayer fue el Día del Agricultor y las condiciones de este año fueron diferentes como en todos los sectores.
No hubo un festejo como antaño, eso sí una misa que se transmitió por las redes sociales y en la que los hombres del campo refrendaron su compromiso de seguir llevando alimento a las mesas de Sinaloa, de México y del mundo.
El mensaje de Enrique Rodarte, presidente de la Asociación de Agricultores del Río Culiacán, es claro: nada los detiene y que no quede ninguna hectárea sin sembrar.
Buen mensaje en estos tiempos tan convulsos.