Editorial
Hasta ahora, bien o mal, se ha conocido lo que ha estado ocurriendo con la pandemia del Covid-19: cuántos enfermos oficiales van, cuántos decesos, dónde se atienden, en dónde está la incidencia y cómo va la tendencia.
Y está bien conocer esos datos, completos o no, porque permite que todos conozcan la dimensión de la pandemia y contribuye a mejorar las prácticas de transparencia que se generan desde el Gobierno.
Sin embargo, en estos ejercicios lo que ha hecho falta es una mayor difusión de los gastos que ha implicado para el Gobierno, en cualquiera de sus niveles, atender la crisis sanitaria del nuevo coronavirus.
Porque se ha requerido, con urgencia, hacer importantes inversiones de recursos públicos para habilitar hospitales, para adquirir equipo médico y de protección del personal de Salud también, de reorganizar la atención de los pacientes y otras tareas más que ha requerido esta situación.
¿Cuánto lleva gastado el Gobierno mexicano y a quién le ha pagado por todos los insumos médicos? ¿A quiénes les llega? ¿A dónde no ha podido llegar?
Seguro hay respuesta para estas y otras muchas preguntas en torno a la pandemia. Pero a diferencia de las estadísticas sanitarias, aquí todavía ha hecho falta más difusión.
Lo mismo ocurre con el Gobierno de Sinaloa y cada uno de los gobiernos municipales. ¿Cuándo, cuánto, cómo, dónde y para qué se ha hecho gasto público.
Y sí, toda esta información ayuda a entender el costo de la crisis de salud que se registra a nivel global y de la que México no está exenta. Pero también, contribuiría a generar más conciencia entre la gente, si supiera que el no cuidarse y protegerse, contribuye a que la pandemia salga más cara de lo que ya es.
Ojalá que los gobiernos, en sus tres niveles, abonen a esa transparencia y a esa máxima publicidad de los costos del Covid-19, para saber cómo se gasta el dinero público y para entender porqué a todos nos sale caro no afrontarla como es debido.
