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Se afianza nuestra concepción de que el gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador camina por buen sendero en la conducción del País, con su plan de transformación que se ha trazado; vemos mucha solidez en su discurso reformador y en su impulso por consolidar la democracia verdadera en el ámbito nacional; ese cambio que vive el País lo vamos a corroborar en la elección intermedia del 6 de junio del 2021, en la que se va a establecer un precedente de imparcialidad republicana en la fluidez del sufragio libre de los ciudadanos, donde no habrá ningún favoritismo para ningún partido político.
Van los ciudadanos libremente a elegir a sus gobernadores, presidentes municipales y legisladores, sin ninguna circunstancia que intente torcer la voluntad ciudadana. No se debe olvidar que es delito grave cualquier intento por coaccionar la libre determinación de los ciudadanos, esa reforma a nuestra Constitución es la llave para establecer la verdadera democracia en México. Las trapacerías que acostumbraban los prianistas para escamotear la libre voluntad popular son ahora delitos graves y allá quien intente atracos del pasado, va a pagar cara su osadía.
Nuestra admiración a muchos de los cambios que en los dos últimos años han sido promovidos por el gobierno de la Cuarta Transformación, no son espontáneos, se fundan en una sincera determinación de no fallarle a los pobres, sin falsas poses, con una postura genuina por abatir las desigualdades tan penosas que existen en un país con enormes riquezas, pero con la mayor desigualdad en su distribución. Esta gran Nación está llamada a alcanzar un desarrollo que la ubique entre las más desarrolladas del mundo.
Pese a las campañas de sofismas contra el Presidente López Obrador, su gobierno se ha consolidado y está haciendo historia. No olvidemos que cuando fue Gobernador del Distrito Federal, durante el sexenio de Vicente Fox, se intentó desaforarlo; los prianistas no lograron sus perversos fines, por el apoyo del pueblo, que siempre lo ha seguido en su lucha por la transformación democrática de México.
Y es que el pueblo vivió en carne propia, por décadas, los estragos causados por los políticos depredadores, por decirlo amablemente, que llegaron al colmo del saqueo con sus gobiernos neoliberales, que no hicieron otra cosa sino usufructuar para una minoría los bienes de la Constitución, que claramente dicta que deben ser bienes de todos los mexicanos. En más de tres décadas de gobiernos neoliberales, esos políticos pusieron todo al servicio del gran capital extranjero y nacional, privatizando todo lo que podían.
Con cinismo, hoy sus detractores pretenden que vuelva ese régimen de rapiña y latrocinio que dejó al País por los suelos en muchos aspectos. El actual gobierno se ha dedicado a reconstruir el desastre y en esa tarea aún hay mucho por hacer; afortunadamente, el pueblo tiene muy claro las oscuras intenciones que mueven a los políticos y partidos que gobernaron en el reciente pasado y a los intereses que servían como gobernantes.
Se observa y se palpa que los ciudadanos no están dispuestos a permitir el retorno de los conservadores, por lo que representan y por sus prácticas una vez en el poder. Los ciudadanos no les perdonan los desmanes que cometieron y los nefastos gobiernos que presidieron esos prianistas que, aunque se presenten con distinto color, se han hermanado ideológicamente y en sus prácticas de gobernar, para nada defienden los intereses de la nación, por el contrario, son entreguistas a los intereses foráneos, tienen un concepto de la patria completamente desfigurado. Para ellos lo que cuenta son sus intereses personales, sus inversiones, y desdeñan a los trabajadores, no les reconocen ninguna de sus prestaciones conquistadas después de años de lucha.
Lo anterior se corrobora plásticamente con solo analizar las reformas antiobreras desde Salinas, pasando por Calderón y Peña Nieto. Allí están plasmadas, para probarlo cuantas veces sea necesario, en despidos masivos, outsourcing, poda a las conquistas en los contratos colectivos, caída real del salario. No hay vuelta de hoja: los obreros, campesinos y clases medias están claros en sus razones para no regresar al pasado y, con firmeza, marchan para conquistar una vida mejor, donde el sol alumbre a todos los núcleos sociales.