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En marzo ingresamos a la primera ola de coronavirus, con una segunda ola proyectada para el verano.
En Sinaloa, el virus sigue propagándose durante la canícula y el inicio del año escolar. Aún no salimos de la primera ola y esto no es muy promisorio, dado que en nuestra entidad hay una tasa de mortalidad del 17 por ciento, seis veces más que la tasa de mortalidad mundial.
Las cuarentenas lograron contener al virus temporalmente en algunos lugares, ganando tiempo para la reactivación de la educación y la economía, así como para prepararse para futuras olas.
De acuerdo con la escala del Instituto de Salud Global de la Universidad de Harvard, Culiacán se encuentra en nivel rojo. Este nivel cromático indica que nuestro municipio tiene más de 25 casos diarios por cada 100,000 habitantes.
Asimismo, este color indica que absolutamente todos deberíamos de permanecer encerrados en casa.
Los efectos de Covid-19 en una sociedad vulnerable como la nuestra, con tasas elevadas de enfermedades crónicas, se han potenciado por la falta de acceso a medicamentos esenciales, lapsos en la atención médica, y una falta de seguimiento en las medidas de distanciamiento.
Estos efectos han dejado a los miembros más vulnerables de nuestra comunidad desconectados del sistema de salud, el cual ya se encuentra al borde del colapso.
Los desastres naturales tienen una forma desagradable de sacar a la luz todas las inequidades sociales. En los últimos ocho meses, la pandemia ha exacerbado determinantes sociales de disparidad como el desempleo y la seguridad alimenticia; así como la inequidad digital, la cual representa un obstáculo para muchos estudiantes.
Asimismo, esta pandemia ha afectado a todos los hospitales, los costos aumentaron dramáticamente y los fondos disminuyeron. Los hospitales se han visto forzados a cubrir los costos adicionales de equipo de protección, además de convertir pabellones en “covitarios”. Al mismo tiempo, han dejado de realizar procedimientos como cirugías electivas.
En retrospectiva, los 2 mil 088 millones de pesos para los que el gobierno sinaloense ha destinado cuatro obras de futbol y beisbol pudieron haber sido invertidos en nuestro frágil sistema de salud y apoyos para la comunidad.
No estuvimos listos para la primera ola, tampoco estamos listos para la segunda. En tierra de nadie, no nos queda de otra más que cuidarnos entre nosotros.
Es muy sencillo protegerse del coronavirus, tan solo hay que evitar las partículas de saliva o respiratorias de otras personas.