William Shakespeare, famoso escritor inglés, tiene dos frases en el drama de Hamlet que son aplicables a nuestro México contemporáneo. La primera es la aseveración con que inicia su inmortal obra Hamlet: “Something is rotten in the state of Denmark” (algo está podrido en el estado de Dinamarca).
La segunda: “to be or not to be, that is the question” (ser o no ser, esa es la pregunta).
Definitivamente que hoy podemos decir que algo está podrido en el Estado mexicano.
La palabra se ha prostituido. El paternalismo impera en la familia, en la empresa, en la sociedad y en los gobernantes. La democracia como forma de vida es ignorada, la mordida, el embuste y toda forma de corrupción es la regla, los medios de comunicación social están amordazados y el pueblo va perdiendo esperanzas y capacidad de sorprenderse ante el abuso.
El estatismo e inmovilidad en la sociedad definitivamente acaba por podrir algo en la misma.
El segundo cuestionamiento, ser o no ser, creo la plantea en esa forma porque en el idioma inglés el verbo “to be” significa ser o estar, por lo anterior quizá la pregunta en español debería plantearse como “ser o estar es el dilema”.
La mayor parte de los mexicanos siguen creyendo que cuando se está se es. Grave error porque para estar sólo se requiere presencia mientras que para ser se necesita grandeza de espíritu. Así vemos cómo muchas personas luchan por estar en la sociedad, por figurar en la prensa, por estar en la lista de amistades e invitados del poderoso.
La famosa frase de Garizurieta de “vivir fuera del presupuesto es vivir en el error” no es más que la afirmación del deseo de estar a cualquier precio sin importarle el dejar de ser.
¿Cuántos amigos (que no lo son tanto) se rehúsan a dar la cara y hacernos un favor, pero corren a hacer lo mismo cuando alguien con poder se los solicita? Es que nos hemos acostumbrado y creemos que somos cuando estamos, sin darnos cuenta de que el que es no necesita estar para seguir siendo persona digna y respetable, necesitado en la sociedad y con autoridad moral.
Algo de esto es lo que acontece en los organismos empresariales y con sus dirigentes. Existen algunos, producto de paternalismo que impera en México, que piensan que para dirigir requieren del poder que proviene de arriba sin llegar a comprender que ellos se deben a su base, a los que representan y confían en ellos.
José María Basagoiti demostró ser en la pasada asamblea anual de la COPARMEX y no requirió de la presencia de poderosos, él lideró a su gremio, fue congruente consigo mismo y salió por la puerta grande.
Otros dirigentes empresariales siguen pensando que todo poder o liderazgo proviene de lo alto.
Son la clase de personas que no saben dialogar porque invariablemente voltean hacia arriba cuando están frente a un poderoso y consecuentemente hacia abajo cuando se encuentran a un indigente. Por eso sus gestiones son intrascendentes, seguros de poder arreglar que le den alguna dádiva a su sector o quizás a ellos, pero no podrán trascender o dejar la huella que dejan los grandes cuando pasan.
El estar, mis amigos, es similar al tener y evidentemente que en la jerarquía de valores están situados varios peldaños abajo del ser.
El estar y tener dan fama, posición y poder, pero jamás darán la satisfacción plena que proporciona el ser porque fácilmente se pueden perder las primeras y dejar a la persona mostrando su desnudez espiritual y su vacío interior.
Por otro lado, el que es jamás podrá ser despojado de algo que está ligado al espíritu, será grande porque hecho a grandeza está, será congruente porque no obedece por miedo o interés, amistad o amor, actúa siempre por convicción; podrá equivocarse como humano que es, pero no engañarse, por eso jamás podrá frustrarse; podrá ser derrotado mas no vencido, podrá ser removido pero no humillado.
En estos días vendrán más asambleas de dirigentes empresariales y habrá cambios que seguramente harán surgir a nuevos líderes del sector. Mi comprensión y simpatía, mi reconocimiento y solidaridad para aquellos que jerarquizaron por encima de todo el ser y a veces tuvieron que sacrificar su posición.
A los nuevos líderes del sector les deseo fortaleza y templanza: la primera para afrontar los embates a que estarán sometidos por el gobierno y peor aún por los de su propio gremio; la segunda, la templanza, para no dejarse corromper por un sistema que utiliza toda la clase de trucos como son el halago, la lisonja y el favor para hacernos flaquaer prefiriendo estar y olvidándolos del ser.
Jueves 22 de marzo 1984