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"Opinión"

"Sendero"

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    lteran@yahoo.com.mx

    Se aproximan las elecciones intermedias, locales y federales, el ambiente empieza a agitarse por distintos rumbos del territorio nacional. Los partidos tradicionales, con enormes trapacerías en sus trayectorias en el ejercicio del poder, pretenden presentarse como salvadores del País, cuando son conocidos y reconocidos como corruptos indomables en el más amplio sentido de la palabra, basta recordar sus últimos 36 años en el gobierno, los ciudadanos tienen claro lo que esos políticos representan.

    Hemos leído por ahí que los partidos PRI y PAN, y demás resaca de membretes del espectro político nacional, pretenden formar un frente electoral opositor, con la intención de despojar de la mayoría del Congreso de la Unión al partido político Morena; pero esos partidos tradicionales están tan desprestigiados políticamente que por más que se vistan con piel de oveja, se les ve en las uñas que son lobos hambrientos de poder, los conoce demasiado bien la gente y sabe de sus falsas posturas.

    El pueblo mexicano ha despertado y difícilmente querrá cargar en sus espaldas a quienes abusaron del poder y se comportaron como sus enemigos históricos. Esos partidos conservadores por más de 80 años gobernaron al País sin pena ni gloria, e incrementaron la peor desigualdad que se haya conocido.

    La elección del 2018 es el parteaguas que los ciudadanos establecieron como punto axial para iniciar la transformación del país, y establecer la democracia con bases firmes para afrontar el futuro político. La lucha que se viene librando para erradicar la corrupción y la simulación es indetenible, por más alianzas de pacotilla que pretendan hacer los nostálgicos del pasado. El pueblo tiene claridad en sus objetivos y no los detendrán los que pretenden volver al pasado de corrupción. Por eso predecimos que esas rémoras de la política no tienen futuro, por más marrullerías que realicen.

    Las campañas de sofismas y mentiras no tienen eco, son como dice atinadamente la gente “pedradas al matorral”. Los obreros, campesinos y clases medias, que forman la mayoría ciudadana, marchan por su propio camino, con la certeza de que alcanzarán su reivindicación y que se terminará con la enorme franja de desigualdades sociales, logrando sacar de su abismal pobreza a los 62 millones de pobres que existen actualmente en el país, como consecuencia del sistema neoliberal que se impuso al país durante 36 años.

    En contraste con ese tremendo cúmulo de pobreza, en la época del neoliberalismo surgió en el país un grupo de 20 súper millonarios, con fortunas que compiten con los más ricos del mundo. Ambos extremos no se conocían en México antes del 82, fecha del inicio del sistema neoliberal que dejó al país con ese increíble cúmulo de pobreza que conocemos hoy.

    La elección del 2018 puso punto final a esa debacle y, en la actualidad, se marcha por un nuevo sendero en el país, que trata de rescatar a los pobres del tobogán en que se encuentran.

    Por lo anterior, vemos que es imposible que la ciudadanía permita volver a los partidos que encarnan la corrupción en toda su dimensión. Los ciudadanos están muy alertas frente a las campañas de infundios y falsedades, que lucubran los conservadores van a poner en marcha durante la campaña electoral del año próximo. En particular, nos referimos a ese plan conspirativo llamado Bloque Opositor Amplio, que pretende recuperar votos fraguando un cúmulo de falsedades, con el avieso propósito de menguarle fortaleza electoral al partido gobernante; no les van funcionar sus estrategias, porque están desfasadas de la realidad política que prevalece en el país.

    De nada les servir la estrategia malévola que pretenden desarrollar en la elección intermedia, aun uniéndose en el plan descrito que se conoció, los ciudadanos les van negar el voto, porque los conocen demasiado como para otorgarlas su confianza aún su sufragio.

    La ciudadanía marcha firme por el camino de la transformación, con la certeza de lograr sacar de la pobreza, más temprano que tarde, a millones de pobres, que fue lo más ignominioso en cifras y datos duros que dejaron los conservadores tras su largo periodo de gobierno. El abandono en que lo tuvieron, ahora el pueblo se los está cobrando.