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@rodolfodiazf
El primer domingo de Cuaresma siempre nos propone como reflexión el pasaje de las tentaciones que tuvo Jesús en el desierto. Con este texto se recuerda el espíritu con que cada cristiano debe experimentar este tiempo de recogimiento y mortificación hasta desembocar en el Triduo Sacro que culmina en la Pascua.
Esta Semana Santa será especial, debido a que la pandemia mundial no permitirá las celebraciones públicas, por lo que muchos sacerdotes ya transmiten por las redes sociales las misas.
Sin embargo, no todos están de acuerdo con esta disposición. Hay quienes pugnan porque se vivan estos misterios en meditación y reflexión. Es cierto que se deben aprovechar los medios tecnológicos para anunciar el mensaje de salvación, como lo hace muy bien el Papa Francisco y lo hubiera hecho San Pablo si contara con estos adelantos en su tiempo, ¿pero hasta qué punto se satura la mente del creyente que no se deja espacio para que la Palabra caiga en surco fértil y florezca en su corazón?
En ocasiones se escuchan algunas expresiones folclóricas de ¡qué bonita celebración!, ¡qué adornado el templo!, ¡qué bien habló el sacerdote!, pero ¿habrá realmente provecho espiritual, o todo queda en pintoresca representación?
Antonio Gómez Cantero, Obispo español de la diócesis de Teruel y Albarracín, transmitió un controvertido mensaje en redes: “¿No parece que tratamos a las personas creyentes como que no supieran rezar y deben de depender del clero para hacerlo? ¿Qué hemos hecho hasta ahora, tenerlos de espectadores? ¿Nos os parece que tanta misa por las pantallas mantiene a las personas en la pasividad de mirar?... Ayunemos también de sonidos e imágenes en esta cuaresma tan real y de desierto. Miremos nuestro interior y hagamos silencio que es donde nos habla Dios”.
¿Vivo en actitud de desierto?