Editorial
La Conferencia Nacional de Gobernadores cayó por su propio peso, las razones de su nacimiento, el 10 de agosto de 2001, de ser el contrapeso del poder presidencial se han diluido, fagocitadas por el enorme poder presidencial de Andrés Manuel López Obrador y la decisión de algunos gobernadores de cobijarse bajo su sombra en lugar de luchar contra él.
El desmoronamiento del grupo de gobernadores se veía venir desde hace meses, cuando la inconformidad de algunos mandatarios estatales se había hecho sentir, después de que sus esfuerzos por conseguir algo frente al Presidente quedaban en nada.
Si hablamos teóricamente de la misión de la Conago debemos decir que la búsqueda de los gobernadores era fortalecer el federalismo y ser una mesa de diálogo directa con el Presidente, evitando los intermediarios.
En lenguaje llano, la Conago era un grupo de gobernadores que unían su fuerza para plantarse frente al Presidente y negociar de tú a tú sus necesidades, vamos, una plataforma para pedir lo que no les otorgaba de uno a uno.
La fuerza de la Conago fueron siempre los gobernadores opositores, del PRI cuando gobernaron Vicente Fox y Felipe Calderón; y del PAN, cuando gobernó Enrique Peña Nieto.
El problema para la Conago fue que con el Presidente Andrés Manuel López Obrador, el peso del grupo lo deberían de llevar los gobernadores priistas, que son mayoría, pero desde hace tiempo la mayoría de los gobernadores tricolores decidieron acercarse a AMLO, en lugar de presentar un frente contra él
Al final, la mayoría de los gobernadores que intentaron enfrentar la figura presidencial fueron panistas y algunos agregados, pero fueron incapaces de utilizar la plataforma de la Conago para conseguir sus fines.
Sin sentido ni razón de ser, la Conago terminó implotando con la salida de 10 gobernadores y seguramente pasará a convertirse en un club de amigos de AMLO o desaparecerá.
