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El estrés no proviene de las condiciones que se te presenten; depende de la forma en que te relacionas con ellas.
Confinamiento
Nuestra Madre Academia define a esta palabra como: “Pena por la que se obliga al condenado a vivir temporalmente, en libertad, en un lugar distinto al de su domicilio”. ¿Pena? ¿Condenado? Conste que es la única definición que da la RAE. Como que tiene poco que ver con el retorcido uso que hoy le quieren dar a este vocablo. Pero la acepción ortodoxa es mucho más reveladora, ¿no?
Hidroxicloroquina
Mi primo el Jaime: “Hay una excelente entrevista con el marsellés Raoult, desgraciadamente en francés, donde él se defiende de lo que dicen de la hydroxicloroquina. Él es el responsable de la clínica donde se ha utilizado la hidroxicloroquina con mucho éxito. Ellos tienen miles de datos sobre pacientes tratados en Marsella, en esa clínica y hospital sobre los buenos resultados de la misma. Él encabeza un grupo de unos 150 especialistas de diversas disciplinas de la medicina. Pero como no se presta al juego político-comercial de la pandemia, en Francia se le ha atacado, algo increíble. Él es una autoridad en epidemiología, reconocido mundialmente, pero como no está en París y no es una persona mediática, se han puesto en duda sus resultados. No basta con ser buen científico, ahora hay que ser ‘mediático’. Busquen Raoult, es un gran científico y médico. Yo estudié en Marsella Oceonografía Biológica”.
La ley del efecto contrario
“Emile Coué redescubrió una de las leyes básicas de la mente humana: ‘la ley del efecto contrario’. Es uno de los sutras más antiguos del pensamiento taoísta y del zen. Por ejemplo, si no tienes sueño ¿qué harás? Tratarás de dormirte; harás esfuerzos, harás esto y aquello, pero todo lo que hagas tendrá justo el efecto contrario porque cualquier actividad, cualquier esfuerzo, irá en contra del sueño. Dormir es una relajación. No puedes provocarlo, no puedes hacer nada para que ocurra, no forma en absoluto parte de tu voluntad. Dormir es entrar en el inconsciente y tu voluntad es simplemente un fragmento de la consciencia. Cuando entras en el inconsciente, en lo profundo, dejas en la superficie la parte que es consciente, el fragmento que es la voluntad. La única manera de entrar en el sueño es no hacer nada. Si no viene, no viene. Espera… ¡No hagas nada! Cuando llega, llega. Y esto sucede con muchas cosas de la vida: que ocurre justo lo contrario. Si quieres estar tranquilo, ¿qué harás?… Porque quietud significa no-hacer. ¡Solamente flotas! No hay que usar ningún método porque cualquier método significaría de nuevo que estás haciendo algo. Y el ‘tienes que’ va justamente en contra. Si lo haces así te pondrás más tenso. Deja que las cosas ocurran, no las fuerces. Sucede muchas veces: intentas recordar un nombre o un rostro y no lo consigues, aunque sientes que lo tienes justo en la punta de la lengua. Y cuanto más lo intentas, menos te viene. Entonces te sientes frustrado y te olvidas del asunto… Y de repente te viene a la memoria. ¿Qué ha ocurrido? Pertenecía al inconsciente, estaba en lo profundo de ti. Y cuanto más lo intentabas, más se perturbaba el inconsciente. Estabas usando la voluntad, y la voluntad no puede traer las cosas de tu profundidad. Sólo a través de la rendición puedes hacerlo, sólo cuando te dejas llevar. Esta es la ley del efecto contrario. Recuerda, con el inconsciente la voluntad no sólo sirve para nada, sino que además resulta perjudicial. Lo más importante te ocurrirá sólo cuando tú no estés ahí. Y si estás haciendo algo, tendrás que estar ahí. El sueño llega cuando tú no estás ahí. La Iluminación también sigue la misma regla”. Fuente: Extracto del capítulo 2 de “El Libro de la Nada”, de Osho, elaborado por Emilio Carrillo.
https://ellamentonovieneacuento.com/2014/06/08/el-cielo-en-la-tierra-por-emilio-carrillo/
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Recuerda meditar cuanto puedas, cuando puedas. Excelente introducción a la meditación, y cómo entrar en paz y relajación: http://www.todo-mail.com/content.aspx?emailid=2581