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"BUHEDERA"

"Sarcasmos"

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BUHEDERA

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    “En este mundo hay sólo dos tragedias: una es no obtener lo que se quiere; la otra es obtenerlo. Esta última es la peor, es una verdadera tragedia”. Óscar Wilde.

     

    El doctor Urrutia y la lengua de Belisario

    Me señala el Gus acerca de esta versión oficial (“mito”, le llama): “Tomada del libro de Héctor de Mauleón El derrumbe de los ídolos, reproducimos aquí esta crónica sobre Belisario Domínguez que busca aclarar la leyenda de su tormento y muerte a manos del huertismo. La leyenda afirma que a Belisario Domínguez le arrancaron la lengua en un sanatorio de Coyoacán, el 8 de octubre de 1913. El encargado de cercenarla habría sido el médico cirujano Aureliano Urrutia quien, según las crónicas, la metió en un frasco de formol para enviársela como trofeo a Victoriano Huerta. Una versión señala que, antes de proceder a la mutilación, el médico anunció: ‘Esta lengua, que llamó asesino al General Huerta, no volverá a pronunciar palabra alguna’. El problema es que la lengua no apareció jamás: no existe registro de que alguien haya visto nunca aquel frasco. ¿De verdad le cortaron la lengua a Belisario Domínguez? Un mes después, cuando el propio Díaz Mirón renunció a su flamante puesto directivo, El Imparcial dio a conocer la captura de José Hernández Ramírez, ‘El matarratas’, un testaferro de la dictadura que al momento de ser prendido cayó de rodillas con estas palabras: ‘¡Papacitos de mi vida! ¡No me maten! ¡Diré todo!’.

     

    Confesión de 'El matarratas'

    “Ante un juez de instrucción, Hernández Ramírez relató la forma en que el Senador Domínguez fue ejecutado. Huerta, dijo, encargó el asesinato a su inspector de policía, Francisco Chávez: ‘Sáquenlo del hotel, y fusílenlo en Coyoacán’. El inspector, como siempre que era necesario realizar labores de ese tipo, solicitó la ayuda del jefe de la gendarmería, Alberto Quiroz, y del jefe de las Comisiones de Seguridad, Gabriel Huerta. De acuerdo con la declaración de ‘El matarratas’, ambos dudaron al recibir la orden, y prefirieron buscar al Presidente de la República para que éste la confirmara. ‘Sí, hombre, háganlo’, respondió el dictador. Acompañados por Gilberto Márquez, un agente de su confianza, los jefes policiacos se dirigieron al Hotel Jardín, en Independencia y Balderas. Intimidaron al portero, subieron a la habitación del senador y le ordenaron que se vistiera. Bajo una llovizna ligera, el auto en que viajaban avanzó por Avenida Juárez y tomó la antigua calzada de la Piedad. Se detuvo a las puertas del panteón de Coyoacán, que por entonces estaba recién inaugurado. Gabriel Huerta permaneció en su asiento, mientras los otros bajaban a empellones a la víctima. ‘Ya sucedió -diría después, al oír las detonaciones-. Ya lo mataron’. Gilberto Márquez le metió a Domínguez un tiro en la nuca. Alberto Quiroz lo remató con dos disparos. Los verdugos desnudaron el cuerpo, para quemar la ropa. En uno de los bolsillos encontraron 15 pesos. Se los dieron como pago al sepulturero que abrió la fosa. Varios meses después, el 13 de agosto de 1914, guiados por ‘El matarratas’, un grupo de peritos e investigadores se trasladó al cementerio. El cadáver de Belisario Domínguez fue hallado bajo un arbolito de alcanfor, que Quiroz había mandado sembrar para ocultar la tumba. El senador fue ‘reconocido’ por un sombrero que tenía cosidas sus iniciales, y por el par de zapatos que usaba regularmente. La autopsia reveló que había fallecido a consecuencia de los disparos. Al dar a conocer la declaración de ‘El matarratas’, El Imparcial concluyó que, contra ‘la versión que se había propalado’, Domínguez no había muerto en el sanatorio de Aureliano Urrutia, el carnicero al que las consejas populares atribuían el brutal cercenamiento. Pero el pueblo no leía El Imparcial y, alentado por el constitucionalismo, había decidido convertir a Urrutia en uno de sus villanos favoritos”.

     

    Teoría monetaria moderna

    “Ojalá los EU adopten esta ‘teoría’, porque sería el suicidio benéfico de EU. La locura de remate, no tiene largas expectativas de vida”.