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"ÉTHOS"

"Saber vivir"

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    rfonseca@noroeste.com
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    La pandemia que enfrentamos nos enseña a discernir y separar con claridad lo necesario de lo superfluo, lo accidental de lo esencial, lo urgente de lo importante y lo banal de lo trascendental.

    Este sano discernimiento actúa como el fiel de la balanza que permite sopesar y alcanzar el equilibrio de nuestra vida, porque muchas veces dedicamos energía, sacrificio, tiempo y esfuerzo en lograr cosas que no integran valor y, por consiguiente, no sabemos vivir.

    Sin embargo, no todos nos tomamos el tiempo suficiente para reflexionar a conciencia sobre el arte de vivir. Se suele decir que en la edad madura es más sencillo dedicar espacio a este tema toral; no obstante, también hay jóvenes que destilan su vida con sensatez, cordura y buen juicio.

    Eugenio Rodríguez Vega, político, historiador, maestro y Rector de la Universidad de Costa Rica, escribió una carta con valiosas recomendaciones a sus nietos:

    “No olviden nunca que no hay altos y bajos oficios, altas y bajas profesiones; hay -eso sí- grandes y pequeños seres humanos, que hacen las cosas con indignidad o con amor...Los hombres y mujeres en los que ha culminado la excelencia de la especie, los más grandes entre los grandes, desconocieron la soberbia y nunca despreciaron al prójimo”.

    “No cultiven nunca la tristeza, ese inútil y estúpido ornamento que decía Montaigne; la seriedad no es incompatible con la alegría y con el humor, frutos éstos de la más alta sabiduría. La sonrisa no es sólo un cortés gesto de adorno, sino la expresión de un alma generosa y de un corazón sano y optimista; el ceño adusto no significa honestidad ni la profunda comprensión de ninguna verdad importante...No hay en mis palabras espacio para el llanto ni la queja; sólo hay espacio para la esperanza”.

    ¿Sé vivir adecuadamente?