La primera reunión de las autoridades municipales con los transportistas sobre la demanda de vecinos que luchan en contra del ruido no llegó, todavía, a ninguna solución.
En un intento de amago, los transportistas que llenan pulmonías y aurigas de bocinas, se defendieron resaltando el carácter turístico del puerto, la exigencia de los clientes y hasta el derecho de todos de disfrutar del puerto.
Sin embargo, el Ayuntamiento no les dio chanza de nada, o le bajan al ruido en el Centro Histórico y zonas como Lomas de Mazatlán o les tumban equipos de sonido de sus vehículos.
El Ayuntamiento llegó a la reunión presionado por los vecinos del Centro Histórico, que terminaron saliendo a las calles para protestar por el ruido que provocan pulmonías y aurigas, en su afán de convertirse en cantinas ambulantes.
También llevaban los funcionarios la exigencia de los vecinos de Lomas de Mazatlán, corazón de la Zona Dorada, otro de los blancos preferidos de los transportistas, donde suelen desplegar la potencia de sus equipos de sonido para agradar a los turistas que beben y bailan mientras pagan un recorrido.
El asunto del ruido en Mazatlán en el transporte no es un problema aislado, es exactamente el mismo problema que provocan los músicos en las playas, bajo las torres hoteleras de turistas que no pueden echar una siesta, debido al estruendo de la tuba.
En una época donde el turismo era una quimera en Mazatlán, la música permitió entretener a miles de turistas que bailaban sobre la arena o en la caja de una auriga.
Sin embargo, con los años, Mazatlán creció en cantidad y calidad de turistas, y ahora el ruido se ha convertido en un problema.
Y mientras las autoridades invitan a invertir en mejores y más grandes hoteles, remodelan el Centro Histórico y mejoran las avenidas, los transportistas de otra época se afianzan en las calles a un ritmo enloquecedor.
Lo que no saben los transportistas es que la música que sirvió para atraer turistas en una época ahora se ha convertido en un ruido sin límites, que amenaza con ahuyentarlos.
Buen Fin y la reactivación
Diego Castro Blanco, presidente de la Canaco, señaló que el Buen Fin pasado fue todo un éxito, ya que se logró recaudar poco más de 2 mil 700 millones de pesos, no fue la meta propuesta, pero anduvo cerca.
Si bien, el empresario dijo que fue todo un éxito, cabe destacar que no fue mayor a los 2 mil 800 millones de pesos del año pasado, a pesar que en aquella ocasión el Buen Fin duró lo que tradicionalmente dura: tres días.
Que en 12 días no se haya alcanzado la meta sólo puede decir dos cosas: la primera, que la gente no vio buenas ofertas, y la segunda, que es la que más lógica tiene, que las consecuencias del Covid-19 golpeó a la semana más barata del año.
Ya sea porque la gente no tuvo dinero derivado de que no les cayó la lana de antes, sus negocios tal vez estuvieron mal, sea cual sea, la meta no se alcanzó, y eso que fueron un total de 12 días.
La economía no está bien en el País, hay que aceptarlo, y el termómetro del Buen Fin fue testigo de ello.
La gente no tiene dinero, son épocas de vacas flacas, donde ir a comprar una tele, un carro o un celular, es verdaderamente un lujo, y las personas tienen miedo a endeudarse. Ojalá el año que viene sea mejor, pero la verdad, no hay garantías de que eso vaya a pasar.
Una buena, la UAS se llena de triunfos
A la UAS, la suelen agarrar de puerquito con su opacidad, que si Cuén, que si el PAS, pero realmente es una casa de estudios que llena de orgullo a los sinaloenses.
Ayer, un chamaco de Cosalá ganó el primer lugar en la Olimpiada Nacional de Biología, y días antes, otra joven de la preparatoria Flores Magón, ganó el primer lugar en el Estado en la Feria de Ciencias e Ingenierías.
La UAS produce buenos estudiantes, hay que decirlo, pero, tiene los números más elevados en lo que se refiere a la aceptación de estudiantes, y su matrícula es de las más elevadas del país.
Pero también la UAS tiene muchos pecados que nos hacen dudar.
Recientemente, la Revista Espejo detalló cómo paga a medios de comunicación.
La información no fue fácil de conseguir, fue una verdadera guerra la que se libró ante la Comisión Estatal para el Acceso a la Información Pública, para que la UAS diera a conocer los contratos celebrados con decenas de empresas.
Pero al final del día, a la máxima casa de estudios del Estado no le quedó de otra, que sacar los contratos a la luz pública.
La UAS, año con año, pide más dinero, sin embargo, haces una solicitud de información para ver cómo se manejan los recursos y es seguro que, cuando menos, se van a tardar más de un mes en contestar, se tardan hasta para si preguntas el nombre del Rector, así de sencillo.
La Casa Rosalina tiene muchos aspectos positivos, tiene buenos estudiantes y es una institución que ha mejorado mucho, pero la verdad es que está viciada por la gente que la maneja y no quiere soltar la ubre que da leche.
Hoy la 4T está con todo, y no anda dando dinero de gratis. En un entorno de austeridad como el que defiende el Gobierno federal no cabe el derroche.
La UAS, a día de hoy, no tiene ni idea de cómo pagará el aguinaldo a sus trabajadores, algo deberá de hacer, pero se las verán difícil.
El Rector Eulogio Guerra Liera siempre dice que están abiertos a la transparencia, pero a la hora de la hora sale gritando la famosa palabra que ha permitido que las universidades sean un enorme agujero financiero: “autonomía”.
Adiós Maradona
Se fue un gran personaje, un futbolista irrepetible y un argentino universal.
Diego Armando Maradona hizo con los pies lo que otros genios hacen con las manos o con su inteligencia.
Fue amado por millones, incluso inspiró una nueva religión. Se fue y se llevó con él su magia y la devoción de países enteros, que siempre recordarán su pasión por el futbol, por ganar y por demostrar al mundo entero que se puede vivir con sus propias reglas.
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