"Rosy Fuentes frente a su enorme obra. Prefirió ir al lado de los desamparados"
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Se vio bien la presidenta del Sistema Estatal para el Desarrollo Integral de la Familia, Rosa Isela Fuentes de Ordaz, en el tercer informe que privilegió los resultados por encima de la parafernalia del relumbrón. Austero en la escenografía y moderado en el discurso, el recuento anual desistió de cualquier pretensión por el autoelogio o el oropel para sí mostrar la gran obra a favor de los más necesitados: los beneficiarios de carne, hueso y alma.
Muchos de los asistentes esperábamos encontrar un montaje decorativo de fiesta, culto a la personalidad y matracas y loas. “Vengo a agradecer que nos haya dado esto, que para nosotros es un regalo invaluable”, dijo una señora que llevaba de la mano al niño que acude dos veces por semana al Centro de Autismo de Sinaloa. No traía invitación, pero tampoco era acarreada.
Alrededor de las 5 de la tarde un modesto mariachi amenizaba el acceso al CAS, en cuyo patio se realizó el evento del informe. Era el “corrido de Mazatlán” el que marcaba el ingreso de gente de todos los estratos sociales. Es de resaltar que aparte de servidores públicos que por obligación o interés debían hacer acto de presencia, lo destacado son las personas que llegaron en sillas de ruedas, otras con el bastón que las apoyaba en avanzar pese a la debilidad visual, o niños con autismo junto a sus familias.
Cualquiera que asiste a este tipo de eventos va a escuchar datos, frases pre elaboradas y promesas huecas. Sin embargo, al atardecer del miércoles 12 de febrero acceder al complejo ubicado entre Alfonso G. Calderón y José María Figueroa, del Desarrollo Urbano Tres Ríos, implicaba el riesgo de quedarse sin palabras. Ahí estaban el Centro de Autismo de Sinaloa, el Centro Integral de Discapacidad Visual y el Centro de Educación Incluyente y Salud Emocional avalando el balance de la presidenta del DIF.
Ahí estaba esa parte de Sinaloa que durante décadas estuvo relegada en las políticas públicas de integración social. Guerreros y guerreras, de complexiones pequeña y grande, pero de voluntad de lucha insuperable que un día de estos serán los ciudadanos ejemplares en tenacidad y persistencia. Al verlos emerger en la dificultad, no hay cielo suficiente para elevar a quien recibe y quien concreta la obra de tal dimensión.
Rosa Isela Fuentes dominaba, sola, en el escenario sin más escena que una pantalla gigante ubicada detrás de ella. Uno piensa que iría luciendo el mejor vestido de no cualquier colección de moda, pero el atuendo sobrio color blanco echaba abajo la conjetura del lujo desmedido. La esposa de Quirino Ordaz Coppel le apostó al peso de la enorme obra social que ha creado, sin jugársela con el ornato y la exageración.
Es la mujer que ha crecido más que cualquier otra primera dama debido a la sensibilidad de identificar y atender a la población en situación de vulnerabilidad. Basta con entrar a cualquiera de los edificios que están llenos de sinaloenses al fin atendidos en sus requerimientos de diferentes tipos de salud, para dar por hecho que la infraestructura humanitaria habla más que cualquier catálogo en el papel.
Dio la lista de resultados, entre estos un DIF que de la función asistencialista escaló a la revalorización de las familias, los 60 mil lentes entregados a niños en el programa “Futuro a la Vista” y a 70 mil a adultos mayores, el establecimiento de la “Ruta azul” con servicio de transportación a ciudadanos con capacidades diferentes y los 3.5 millones de sesiones de terapia física en los centros de rehabilitación.
Así fue el informe. Al frente del público, el Gobernador y sus hijos. El esposo que la ha dejado abrir caminos propios que la acercan a los sinaloenses y los descendientes que se han mantenido al margen de ínfulas de poder o de notas de escándalos. Todos juntos sin interferir más allá de las palmas de las manos, incansables en prodigarle ánimo a quien está al frente, a la presidenta del DIF estatal, que por voluntad propia decide construir un legado para los desamparados, pudiendo desligarse de tal faena y nadie lo recriminaría.
Esto podría parecer una gacetilla pagada para darle vuelo al ego. Pero no lo es. Pretende resaltar la aportación de una mujer que camina junto al Gobernador y que en ese andar podría optar por la vanidad del espejo y lujos de sibarita sin que pase nada, sin que alguien se lo reclame. La pretensión por estar al lado de quienes más lo necesitan, cuando más lo necesitan, aun tratándose de recursos públicos dispuesto para el segmento social desvalido, es lo relevante.
Toda mujer, o persona en general, que deje el confort de la abulia o la insensibilidad para ofrecer largas jornadas en bienestar del caído merece ser reconocida para que el ejemplo se multiplique a partir del conocimiento de tales tesones. Con el tiempo, porque la obra física queda, prevalecerá también la labor social que Rosy Fuentes deja en Sinaloa y ojalá que otras primeras damas o activistas sigan esos pasos.
Reverso
Si por el elogio se cree,
Que el esfuerzo desmerece,
¿Por qué el torero más crece,
cuando le gritamos un olé?
Encrucijada sucesoria
Se dirá que Rosy Fuentes aspira o puede ser candidata de algún partido al Gobierno de Sinaloa. Por la popularidad que tiene, por el reconocimiento que goza o por cualquier virtud que le pueda generar utilidad proselitista. Tal conjetura se cuece aparte. Todo indica que es una mujer que le apuesta todo a la familia y que lleva consigo el antídoto contra el veneno de la política. ¿Qué sentimiento habrá experimentado cuando el aplauso, que es viento y también calma, la proyecta hacia el pantanoso 2021?