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"Éthos"

"Retroalimentación de por vida"

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    La enfermedad o la adversidad pueden convertirse en frenos u obstáculos que nos hagan derrapar o volcar en la autopista de la vida; sin embargo, siempre existe la oportunidad de aprovechar esos reveses como trampolines que nos ayuden a conducir con mayor destreza y precisión.

    Randy Pausch, de quien hablamos en la colaboración anterior, jamás se dio por vencido aunque conocía el veredicto mortal que había pronunciado su cáncer de páncreas. “Un león herido necesita saber si todavía puede rugir- le dijo a su esposa-. Se trata de dignidad y autoestima, las cuales no son equivalentes a la vanidad”.
    Esa fortaleza le venía de la educación que le proporcionaron sus padres, pues consideraba que se había sacado la lotería con ellos. En concreto, recordaba un consejo de su padre sobre cómo tratar a los demás aun cuando fuera más importante: “El hecho de que ocupes el asiento del conductor —me decía— no significa que tengas que atropellar a los demás”.
    Otra persona importante fue Graham, su entrenador de la adolescencia, quien le brindó reciedumbre y fortaleza: “No he vuelto a ver al entrenador Graham desde mi adolescencia, pero aún aparece en mi mente para forzarme a trabajar más duro en cada ocasión en que he sentido la tentación de darme por vencido, y me obliga a ser mejor. Él me dio retroalimentación de por vida”.
    Pausch lamentó las blandas pautas de educación que se utilizan para formar a la juventud actual: “Me entristece, señaló, que muchos chicos de hoy sean tan mimados... Lo que en realidad queremos que aprendan es mucho más importante: trabajo en equipo, perseverancia, espíritu deportivo, el valor del trabajo arduo, la habilidad de enfrentarse a la adversidad”.
    ¿Brindo retroalimentación de por vida? ¿Refuerzo la dignidad, autoestima y habilidad personal?
    rfonseca@noroeste.com
    @rodolfodiazf