"Responsabilidad y cobertura policiaca: el caso de César Carrillo"
Noroeste explicado
En una entidad como Sinaloa, donde hay numerosos eventos relacionados con la violencia, podría pensarse que la cobertura de los hechos policiacos fluye de manera sencilla y ágil, y que abunda la información, sin embargo, nada más alejado de la realidad periodística, al menos en este estado: los hechos delictivos sí abundan, pero no así los datos relacionados con ellos.
La cobertura de los sucesos policiacos es tal vez una de las más directas y presenciales que hacemos, pero donde más escasean los datos, mucho menos datos oficiales. Estas coberturas se realizan, a diferencia de otras temáticas, de una manera casi en “diagonal”, es decir, estando pero como si no estuviéramos.
En primera instancia, de los hechos policiacos nos enteramos por canales informales, no oficiales, por contactos en las corporaciones, en las instituciones de auxilio y hasta en las funerarias. Incluso a veces son los mismos periodistas de otros medios quienes alertan a los demás, en una especie de red de protección que los mismos reporteros y medios hemos creado de manera extraoficial y casi por necesidad para no acudir solos a las coberturas de hechos violentos, por el peligro que esto representa.
Una vez en el lugar de los hechos no se puede llegar preguntando directamente qué ocurrió, por ejemplo en un caso de homicidio o de un enfrentamiento, como se llega a una rueda de prensa, a una entrevista concertada o a evento de cualquier otro giro, menos policiaco.
No, en el ambiente policiaco hay que ser discreto, moverse con cautela, saber a quién preguntar de manera que no se note demasiado, y extraer datos casi con bisturí, saber qué, cómo y a quién preguntar. Sin hacer muchas olas y siempre a la defensiva, por cualquier eventualidad que pueda presentarse en este tipo de ambientes.
¿Por qué se da esto? Porque la información difícilmente fluye de inmediato por canales oficiales. Las dependencias o los funcionarios relacionados con la seguridad y justicia no suelen dar información y mucho menos de inmediato, sobre todo en hechos delicados.
Esta semana que acaba de concluir se presentó de nuevo, como es recurrente en los últimos tiempos, un hecho de alto impacto, esta vez en Navolato, donde asesinaron la noche del jueves a César Carrillo Leyva, hijo del extinto narcotraficante Amado Carrillo Fuentes, alias “El Señor de los Cielos”, quien fue líder del Cártel de Juárez.
Claro, cuando nos llegan los primeros datos de este hecho, y la presunción de que la víctima es alguien reconocido, es siempre la tentación de subirlo de inmediato a nuestro sitio digital y nuestras redes sociales, en el afán de ganar la exclusiva.
Sin embargo, décadas de experiencia en estas coberturas y, sobre todo, de los riesgos que implica dar un dato erróneo que pueda detonar en peligro para nuestros periodistas, nos han llevado a ser cautelosos y decidir con base en datos que nos consten o que nos sustente una fuente reconocida, aunque no sea oficial.
Y así lo hacemos, aunque nuestro reportero esté en el lugar de los hechos y le filtren, por ejemplo, la identidad del implicado o de la víctima, siempre buscamos, desde la Redacción, sustentarlo con alguna fuente confiable.
Así fue el caso mencionado, subimos la información al sitio de noroeste.com una vez que fuentes confiables, aunque extraoficiales, nos confirmaron la identidad del fallecido, identificándolo como hijo de Carrillo Fuentes.
También ha sucedido de manera similar con otros casos sonados, como cuando en 2008 mataron a un hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán o, de manera reciente, cuando asesinaron al Secretario del Ayuntamiento de Choix.
Pero lo que tienen en común estos casos es que en ninguno hay información oficial que fluya rápida y ágilmente, por lo que somos los medios de comunicación los que corremos el riesgo al identificar, aunque sea con base en filtraciones, la identidad de involucrados, detenidos, heridos o fallecidos en hechos de alto impacto.
Por disposiciones legales, ni las autoridades ni los medios debemos identificar los nombres completos de implicados en cualquier hecho policiaco, pero cuando la identidad de la persona es lo más importante por su notoriedad, el lector merece recibir la información completa.
En muchos de estos hechos, sobre todo los más destacados, aunque no en todos, la autoridad suele emitir algún comunicado al día siguiente, en el menos peor de los casos, o en ocasiones hasta días después, y a veces nunca.
Si el hecho tiene que ver con una corporación militar, es aún más difícil, a veces imposible, conseguir información por canales o fuentes oficiales.
Así, paradójicamente, en un estado donde proliferan los hechos policiacos, no abunda la información formal, oficial, y la mayoría de las notas que publicamos día a día en dicho segmento se obtienen por filtraciones o por fuentes indirectas, elevando la ausencia de transparencia y el riesgo para periodistas y medios.