En un artículo (18/05/2020), publicado en línea en “Project-Syndicate”, el profesor emérito de la Universidad de Warwick y miembro de la Cámara de los Lores Británica, Robert Skidelsky, observa que la “relajación controlada”, gradual, de los cierres de emergencia ante el COVID-19, en realidad representan un avance controlado hacia la llamada inmunidad colectiva de rebaño, aunque los gobiernos no lo planteen así explícitamente.
De acuerdo con los epidemiólogos, las epidemias terminan cuando se han contagiado tantas personas como para generar “inmunidad colectiva”. El problema está en que, dados sus costos, ni los gobiernos ni los políticos, ni la opinión pública, pueden asumir plenamente ese razonamiento.
Skidelsky, quien también es un reputado biógrafo del economista John Maynard Keynes y crítico de las ideas económicas que llevaron a la crisis económica de 2008 (su libro “Keynes. The Return of the Master”, 2009, es una lectura obligada) señala que debido a que no hay una vacuna contra el Covid-19, los gobiernos han tenido que encontrar formas alternativas de prevenir el “exceso de muertes”. Apoyándose en los médicos y especialistas en epidemias.
Bajo esa premisa, en su mayoría habrían optado por cierres de emergencia (paro de actividades y empresas y medidas de confinamiento y sana distancia, especificaríamos), para retirar a poblaciones de la senda del virus y dejar a éste sin huéspedes.
La idea sería cortar su expansión o, al menos, reducir su velocidad de propagación para evitar el colapso de los sistemas de salud pública, en tanto se eleva la capacidad de atención médica y, por esta vía, se reduce el potencial de contagios y muertes.
La noción de aplanamiento de la curva, a través del paro y de medidas de confinamiento y sana distancia, tiene que ver con el propósito de no permitir que la pandemia siga su curso natural hacia la inmunidad colectiva. Ese curso puede trazarse a partir de modelos epidemiológicos, que se basan en el cálculo diferencial, asumiendo ciertos parámetros y patrón de comportamiento de la curva pandémica. Como no se pueden realizar experimentos para determinar los parámetros, la utilización de modelos predictivos es la metodología correcta para tratar su comportamiento.
La pandemia Covid-19 es la primera gran crisis global de la historia de la humanidad que ha sido tratada como un problema explícitamente matemático, en tal sentido se ha valorado altamente la opinión científica en el manejo de la crisis desatada por la pandemia.
Las medidas de cierre de emergencia han representado algo así como un paro económico inducido. Sin embargo, si bien inicialmente gozan de consenso amplio a causa del pánico colectivo existente, terminan siendo socialmente cada vez menos aceptables a medida que transcurre el tiempo, según se está viendo.
A mayor tiempo de aplanamiento de la curva de contagio se incurre en más elevados costos económicos. También se hace frente a mayor resistencia social, organizada o no. La resistencia no solamente proviene de empresas y negocios sino incluso de muchos de aquellos que demandaban medidas de cierre de emergencia. Está ocurriendo un desplazamiento hacia otro consenso. En ese entorno está el país actualmente.
Esperemos que todo el esfuerzo realizado hasta el momento sirva efectivamente al propósito de avance controlado hacia la inmunidad colectiva; por lo pronto la reacción de la gente ante la relajación gradual sugiere problemas. Habrá que insistir más fuertemente en la persistencia de medidas de distanciamiento social, hábitos de higiene personal en el cumplimiento de protocolos para evitar contagios en empresas, centros comerciales y en cuanto a reuniones colectivas.