Se pueden hacer miles de críticas en contra de la forma de gobernar de nuestras autoridades, pero no hay nada más demoledor que los reclamos del pueblo sinaloense agraviado.
“Estará ciego el Gobernador, ¿cómo no va a reconocer que hay tanta violencia?”, dijo un escuinapense harto de la violencia que asesina, roba y lastima a la sociedad todos los días.
El asesinato de tres profesores, en la zona serrana de Concordia, fue la nueva escalada de violencia que campea a sus anchas en Sinaloa.
Gobernadores van y vienen sin que el problema sea atacado, ya no digamos resuelto. La mayoría se justifica en que es un problema federal, relacionándolo automáticamente al narcotráfico y lavándose con eso los manos.
Nuestro reluciente Gobernador, Quirino Díaz Ordaz, ha ido más lejos, ni siquiera quiere tocar el tema. Ha hecho de la inseguridad en Sinaloa un tema tabú que no aparece en sus discursos y que lo irrita, por decir lo menos, cuando es cuestionado al respecto.
La experiencia nos enseña que nadie puede esconderse de la violencia en Sinaloa, muchos menos el principal responsable de la seguridad de los sinaloenses.
De ahí la pregunta de los sinaloenses: ¿estará ciego?, a lo que podríamos agregar ¿estará sordo y mudo?
La estrategia
fría de contención
Se dice que los que toman las decisiones de Estado, lo hacen con base en el criterio del bien mayor, es decir, que actúan para resolver un problema mayor, aun cuando en ello afecten una “porción” de la población.
Esto parece que está sucediendo en el combate al crimen organizado. El jueves comentamos que con la detención de Dámaso López, la balanza se inclina hacia los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán.
En estos días también se informó de la detención de un operador de “El Licenciado” de Eldorado y, ayer, de la captura de seis escoltas de su hijo.
Parece entonces que se confirma, al menos en los hechos, que la balanza se inclina ante los hijos de Guzmán Loera, por lo tanto, se indicaría que quienes toman las decisiones en la Federación intentan recobrar la “tranquilidad”, quitando del camino a una de las dos partes del conflicto, que en estos cuatro meses y siete días del año ha dejado una estela de miedo, víctimas inocentes y sensación de inseguridad, principalmente en Culiacán, Navolato y Elota.
La cuestión es, y es de lo más relevante y profundo, ¿qué plan proactivo, no reactivo, tienen para que el problema del crimen organizado se reduzca a su mínima expresión, que las explosiones de violencia ya no se repitan, y cómo van a resarcir el daño a las víctimas inocentes de la violencia?
Porque la captura de Dámaso es una aspirina que quita el malestar de manera momentánea, no resuelve el problema de fondo: El control de Sinaloa que mantiene el crimen organizado.
Víctimas de
la violencia
Esa estrategia del “mal menor” es de lo más frío e inhumano que pueda existir, a pesar de que en el mundo de la política real se defienda.
Un ejemplo concreto fue lo que ocurrió este fin de semana. Primero, unas personas quedaron atrapadas en el fuego que se disparaban policías municipales y ladrones de autos.
Los agentes persiguieron a disparos a los criminales, los alcanzaron y las balas hirieron a una mujer. Ella perdió la nariz y un ojo.
El otro caso ocurrió el sábado, cuando dos jóvenes perseguían a unos ladrones que los habían despojado de una góndola.
En algún punto del Limón de los Ramos, los delincuentes se detuvieron, obligaron a los jóvenes a pararse y los mataron.
Esto no puede considerarse como un daño colateral. Es un crimen que en responsabilidad alcanza a los representantes del Estado, porque es su obligación primera garantizar la seguridad.
Y tiene que haber responsables.
Vicefiscal
Anticorrupción
Juan José Ríos Estavillo es conocido por su preparación académica. Nadie le cuestiona sus conocimientos.
Ahora, sin embargo, está a prueba su capacidad política ante el nombramiento del Vicefiscal Anticorrupción.
Por ley, es su facultad designarlo, pero por reclamo, tendencia, vanguardia, transparencia y muchos etcéteras, no debe ni tiene que hacerlo de manera discrecional.
Tiene que hacerlo en acompañamiento con la sociedad civil, de cara a la gente, como lo dice Eduardo Bohórquez, director de Transparencia Mexicana.
“Eso es lo ideal, que haya un proceso independiente, conducido por un poder distinto al que lo va a nombrar, en donde se valoren técnicamente los méritos de los distintos candidatos. Ese es el tema, que sea un funcionario electo por méritos, trayectorias y capacidad técnica por un grupo independiente para el cual trabaja, esa es la teoría en estos temas que se está defendiendo a nivel nacional”, advierte el experto.
Esperamos que Ríos Estavillo sea abierto y tenga la voluntad de pasar esta prueba.