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En la semana el Gobernador de Sinaloa respondió sobre los adelantados de su gobierno, en particular por las inoportunas declaraciones del Secretario de Pesca Sergio Torres, ex Alcalde de Culiacán y padre de los morrines. “Si alguien quiere hacer proselitismo que se vaya” dijo el Gobernador sin titubeos, argumentando que en su gobierno “no habrá campañas con cargo al erario”.
Un gran acierto del Gobernador fijar esta postura, motivada en parte por las declaraciones del dirigente estatal del PAN Juan Carlos Estrada, que un día antes señaló ante medios de comunicación al aprontado funcionario, recordándole además que en anteriores comicios, el titular de Pesca había sido sancionado por delitos electorales, pero que en la legislatura de entonces (con mayoría priista), no quisieron actuar en consecuencia.
Y digo en parte, porque gente cercana al Gobernador comenta que Sergio Torres no es santo de la devoción de titular del Ejecutivo. El ex líder sindical y el empresario hotelero, no comparten la misma visión de lo público y mucho menos la misma formación política, representan dos identidades partidistas distintas y a decir de los que saben, el Gobernador mantiene al secretario más como cuota que como cuate. Amigos no son y simpatía no se tienen.
Más allá de ello, el Gobernador sabe que debe cuidar escrupulosamente el proceso electoral. Quirino quiere salir por la puerta grande y en nada le abona para su proyecto de retiro un cambio de gobierno enmarañado en actos de ilegalidad electoral como los que motiva su funcionario.
No era la primera vez que Torres Félix se metía en camisa de “once varas”, hace un mes la Diputada Federal por Morena, Merary Villegas le pidió al Gobernador “serenar” a su secretario por el reiterado ataque del priista al Presidente Andrés Manuel López Obrador.
El oportuno manotazo en la mesa deja claro que las “movidas” de Sergio Torres fueron sin el consentimiento de su jefe el Gobernador, quien suma ante la opinión pública una nota positiva de cara a la legalidad del proceso electoral que aún no comienza pero ya está caliente.
Pero esta nota positiva que coronara Quirino Ordaz en la semana, se opaca en los pestilentes lodos de corrupción que brotan de nuevo en el sur de Sinaloa, por el nombramiento de la ex Alcaldesa interina de Escuinapa, Fernanda Oceguera Búrquez en el cargo de recaudadora municipal.
Oceguera tiene una lista laga de abusos de poder, desvíos y fraudes. En 2016 siendo regidora del PRI en el municipio camaronero, fue acusada de beneficiarse con proyectos para la crianza y producción de tilapias en estanques instalados en terrenos propiedad de su familia, recibiendo vía una cooperativa de mujeres 3.7 millones de pesos en apoyos etiquetado a fondo perdido. Por supuesto que el proyecto nunca fue sostenible y las mujeres jamás vieron beneficios por prestar sus nombres en beneficio de la funcionaria.
En ese mismo cargo, el de regidora, fue omisa en el llamado “ciber-hackeo” un robo de 1.5 millones de pesos a las cuentas municipales. Oceguera Búrquez formaba parte de la comisión de Hacienda, misma que nunca permitió una investigación profunda del tema que hasta hoy no tiene culpables pagando sentencias.
Según lo declarado por la actual Síndica Procuradora de Escuinapa, Olivia Santibáñez tres ex funcionarios cercanos a Fernanda Oceguera tienen una causa penal en la Fiscalía Anticorrupción por diversos delitos cometidos durante el corto periodo de gobierno de la recién nombrada recaudadora municipal. Relacionados con desvíos y corrupción en las tradicionales Fiestas de Las Cabras.
Oceguera representa para los escuinapenses el rostro más ruin de la corrupción y el abuso de poder en uno de los municipios más pobres de la entidad, pero, por algo el Gobernador decidió “ponerla en donde hay”. Veremos si el escaparate es para lucirse o para robar. Luego le seguimos...