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Este es un tema muy grave, hablemos con fundamentos, con objetividad y sin suposiciones. La Comisión Nacional de los Derechos Humanos recibió a su nueva Presidenta, se llama Rosario Piedra Ibarra y su elección provocó la más severa crisis en la institución de la que tengamos memoria.
La Comisión Nacional es un organismo autónomo, descentralizado, con personalidad jurídica y patrimonio propio. No depende de nadie, salvo para el nombramiento de su titular, facultad que recae en el Senado de la Republica. Tiene como objeto central atender las violaciones a los derechos humanos de las personas en el territorio nacional cuando éstas sean imputadas a instituciones o servidores públicos de carácter federal.
Y desde la definición de su objeto es que podemos entender la importancia de su imparcialidad. Por ello el artículo 9no de la Ley de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos puntualiza como requisito: “no desempeñar, ni haber desempeñado cargo nacional o estatal en algún partido político en el año anterior a su designación”.
Rosario Piedra Ibarra es una militante de Morena, que habla y elogia en cada oportunidad al titular del Ejecutivo Federal que será objeto de su escrutinio y observación en su desempeño. Rosario no puede representar a las víctimas y a los vulnerados siendo una militante activa e integrante del Consejo Nacional de Morena, el órgano máximo de decisión en el partido del Presidente. Ahí el incumplimiento de la norma.
Aun sabiéndose impedida legalmente, decidió participar y no renuncio. Por eso los jaloneos, las bataholas y los desmanes en la acalorada sesión de Senado en esta semana. Ya antes había sido electa pero la confusión en el número de votos dio margen a la reposición del procedimiento. Ganó la propuesta de Andrés Manuel, pero perdió México.
Dentro de las facultades de la CNDH está la de perseguir por denuncia o conocimiento las omisiones y actos de ilegalidad violatorios de derechos humanos del Gobierno Federal, emitir recomendaciones y realizar informes sobre torturas, tratos crueles, inhumanos o degradantes que la autoridad ejerza directa o indirectamente contra las personas. Sin olvidar su importantísima facultad para presentar acciones de inconstitucionalidad. Es en suma la CNDH es el órgano de control que tenemos contra los abusos de la autoridad federal, las Cámaras, gobernadores y legislaturas locales.
En esta visión simplista de las cosas y la poca relevancia que le da la “cuarta transformación” a las instituciones del país, el riesgo para la democracia es alto. Lo es porque nos estamos quedando sin contrapesos, estamos rompiendo los equilibrios institucionales que son parte fundamental para mantener el orden entre los poderes y evitar los abusos.
En vista de este atropello y golpe a la credibilidad de la CNDH, cuatro consejeros presentaron su renuncia al organismo autónomo en protesta del nombramiento ilegal de Rosario. Seguramente los consejeros que sustituirán a los que se marcharon, llegarán de la mano con Piedra Ibarra y seguramente, también serán de Morena. Cumpliéndose así el control total y absoluto de la Comisión.
Pero si algún iluso o idealista, tenía dudas sobre el papel servil que desempeñará la nueva titular de los Derechos Humanos. Bastaría con analizar su primer posicionamiento sobre la violencia contra los periodistas, negando que en el gobierno de su líder político se tengan registros de homicidios contra comunicadores.
Para ella y su estupidez; Rafael Murúa de Baja California, Alejandro Márquez de Nayarit, Diego García y Nevith Condés del Estado de Mexico, Edgar Nava y Erick Castillo asesinados en Guerrero, Jorge Ruiz de Veracruz, Rogelio Barragán ultimado en Morelos, Norma Zarabia acaecida en Tabasco, Francisco Romero “Ñacañaca” de Quintana Roo, Telesforo Santiago de Oaxaca y Santiago Barroso en Sonora, o no están muertos o no fueron periodistas caídos por el ejercicio de su labor informativa. ¡Qué poca madre la suya¡ Luego le seguimos…