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"PUERTO VIEJO"

"Que el festejado..."

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    osunahi@hotmail.com

     

    Noviembre no quiso que no olvidáramos que durante su período, de vez en vez, se presentan lluvias torrenciales, como las que nos soltó esta semana y que volvió a poner en evidencia, que en cuanto a infraestructura urbana, estamos muy lejos de ser una ciudad moderna, y de paso, exhibió la irresponsabilidad ciudadana de todos aquellos que arrojan basura en la calle, en los cuerpos de agua y en los canales, sin pensar en que lo botado se convierte en factor de inundaciones.

    De paso, con el inusitado aguacero recibido, es deseable que a la mayoría de los seguidores de Andrés Manuel se les enfríen la cabeza y las vísceras, para que hagan un análisis objetivo de su primer año de gobierno. Pedirle lo mismo a los contrarios, es innecesario, ya que andan muy ocupados tratando de difundir el fantasma del socialismo y del quiebre del país, diciendo, en no pocas ocasiones, que es preferible que siga la corrupción que campeó durante los gobiernos del PRI-PAN a que continúe en el poder un comunista, según les dice su obnubilado entender.

    Consciente de mi cortedad de análisis y de la urticaria reactiva de los Pejistas a todo comentario adverso a su ídolo; sí ídolo, por el fanatismo con el que lo siguen, haré algunas observaciones sobre el tema, aunque sean etéreos como constantemente me lo señala mi amigo de agudo ingenio, el trovador Mario Rojas.

    No sé para Andrés Manuel, pero el tiempo pasa muy rápido, sobre todo, cuando se tienen metas por cumplir a corto plazo, de tal suerte, que me atrevo a especular que este su primer año de gobierno, se le fue volando, agitando todos los papeles que contienen los trazos de la llamada 4T.

    Un año en un año y muy al estilo del pueblo bueno, en este su primer aniversario de gobierno, le ofrezco un pastel con más de una vela, esperando que algunas de las lacras que lo acompañan no empiecen con su monserga de “¡mordida!” “¡mordida!” y se lo estampen en el rostro, alentados por sus malquerientes, que no son pocos por cierto.

    Una de las velas que adornan la tarta de celebración, corresponde a la seguridad pública, y de plano, por más que le he buscado, no ha podido encender. Ciertamente, en la pastelería vi que la sacaron de un enredijo de velas, de las que se les van quedando, pero me confié y por más lucha que le hago, no quiere sostener la flama que nos aliente que se mantendrá encendida para el lucimiento de la rica tarta y para gusto del festejado y los invitados.

    Los más pesimistas, y no pocos mala leche, aseguran que la candela está cebada y que no podrá arder a plenitud; desean que no haga llama, ya que si sucede, el regocijo no será completo.

    La siguiente candela representa a la economía nacional. Apenas agarró una pequeña flama; poca irradiación ciertamente, pero se mantiene firme y para disgusto de los que pretenden aguar la fiesta, la poca brillantez de esta segunda vela, no ha causado el grado de pánico que muchos quisieran, y para disgusto de éstos, un grupo de invitados, por cierto, de fortunas de varios ceros han prometido ayudar de forma decidida para que de una buena vez por todas, la segunda candelilla agarre una flama brillante.

    Y la tercera vela, para mi entender, contrario a los teóricos económicos del neoliberalismo, es la más brillante y corresponde a los programas sociales enfocados a impulsar la equidad social. Que son políticas populistas dicen los que repudian a López Obrador y tienen razón en ello, sin embargo, el criticado populismo ahora sí les llega, en pesos y centavos a los beneficiarios, como es el caso de la pensión universal que se traduce en casi 42 pesos diarios, monto que para un pensionado con salario mínimo, representa una ayuda enorme que no alcanzan a valorar en toda su dimensión, la gente que tiene la fortuna de contar con ingresos que les ponen a distancia de la llamada línea de bienestar.

    Que el festejado es chiquión y que en ocasiones abusa de su poder, también es una realidad, pero por lo pronto, celebremos su primer año de gobierno; esos sí, recordándole que el voto ciudadano no es equivalente a un cheque en blanco. ¡Buenos días!