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"Puerto Viejo"

"Procuremos..."

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    osunahi@hotmail.com

    Tengo la impresión de que las autoridades sinaloenses estatales y municipales, le están perdiendo el respeto a la pandemia, basado en el relajamiento que están teniendo con actividades que implican concentración significativa de público, el que al final del día, rompe con los protocolos establecidos para cada caso, muy al estilo de todo lo que sucede en nuestro país con leyes y ordenanzas que terminan convertidas en letra muerta.

    Entiendo que el propósito oficial es el de empezar a reactivar a los diferentes sectores de la economía, pero lo están haciendo desdeñando nuestra realidad y sin ver lo que está pasando en otros países en los que los rebrotes de la pandemia por la ampliación de la apertura de las actividades están alcanzando niveles preocupantes, al grado de que en algunas entidades francesas ya se pusieron en marcha toques de queda, y en algunas otras se empiezan a restringir horarios de operación de actividades no esenciales, como es el caso de bares y centros nocturnos.

    Estamos metidos en un serio problema sanitario que está cobrando vidas y en no pocos recuperados del C19, secuelas que pintan para ser definitivas, amén de los costos de tratamientos médicos, los que, en algunos casos, alcanzan cifras de varios, muchos miles de pesos.

    Y bajo este ambiente nada alentador que ha inspirado a un creador de memes, escribir que estamos en el mes de octubre, pero mentalmente ¡hasta la madre! Con eso de la nueva normalidad, el día de mañana 19 del mes en curso se conmemora el Día Mundial del Cáncer de Mama, con el propósito de alentar la detección oportuna del agresivo mal, a lo cual, yo le agregaría que es un homenaje a las mujeres que ha superado el cáncer; el agradecimiento a las que se han convertido en solidarias voluntarias de la prevención y un sentido memorial de las que no lograron cristalizar sus sueños de sobrevivencia.

    Resulta irónico que las mamas, fuentes alimentadoras de vida, se encuentren en estado de indefensión ante tan agresivo mal, que tan solo el año pasado cargó con la existencia de más de siete mil mexicanas que perdieron la batalla, bien sea por la falta de prevención, por no haber contado con una atención médica oportuna ya contraído el mal, o bien, por cirugías fuera de tiempo o nunca practicadas, por la falta de recursos de las afectadas o como consecuencia de la miseria en la que se encuentra, no de ahora, sino de siempre, el sector salud.

    Como todas las enfermedades catastróficas, el cáncer de mama implica gastos de miles de pesos, los cuales se convierten hasta en millones, cuando la paciente se atiende en la medicina privada.

    Lo peor, es que, según cifras de la propia Secretaría de Salud, el año pasado los esfuerzos de prevención, vía mastografías, disminuyeron notoriamente, ya que en el 2018 se practicaron 2 millones 452 mil 706 estudios y en el 2019, tan solo 1 millón 276 mil 12 estudios mamográficos, cifra similar alcanzada en el año 2000, lo que representa un salto cuántico, pero al pasado, con las consecuentes muertes derivadas de la insuficiente aplicación de este valioso instrumento de detección.

    Y bueno, sin quitarle ni ponerle, dichos datos duros ponen en evidencia que la intención presidencial por elevar el sistema de salud pública a niveles de algunos países de primer mundo quedará, mejor dicho, continuará inamovible en la lista de promesas incumplidas, congelada por la falta de una verdadera y real preocupación gubernamental por la salud de la población, a lo cual se agrega un mal entendido sindicalismo de algunos trabajadores que no comprenden el tamaño del compromiso que implica ser servidores públicos del sector salud.

    Sirvan estas líneas como un sincero homenaje a todas aquellas que de alguna u otra manera tienen una conexión con el cáncer de mama y como un sentido recuerdo de las que se quedaron en el intento de recuperar su integridad física.

    Procuremos que la campaña rosa no solo se quede anclada en el mes de octubre, sino que de forma esperanzadora, se mantenga ondeando hoy y siempre. ¡Buen día!