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La contingencia va a dejar útiles lecciones para el futuro. Frente a nuevas adversidades que se presenten, donde se ponga en riesgo la salud, vendrá a la memoria la crisis derivada del coronavirus, que ha causado el mayor flagelo en el mundo contemporáneo. Afortunadamente, en nuestro país se ha contado con la compresión y apoyo de la ciudadanía, acatando las acertadas medidas de prevención establecidas por la Secretaria Salud para contener su propagación lo más posible.
Se tiene que valorar en toda su dimensión el eficaz desempeño de los directivos y especialistas de la Secretaría de Salud, que con un alto grado de profesionalismo y responsabilidad han establecido estrategias para contener los efectos del virus, lo que ha permitido que el país se encuentre entre los menos afectados.
Todo el sistema de Salud del país ha desarrollado una eficaz labor de prevención y cuidados dirigidos a la sociedad en general, pero, en especial, a los adultos mayores y mujeres embarazadas, desarrollando una bien diseñada estrategia de información a la población, la cual ha arrojado en gran medida buenos resultados, logrando mitigar los efectos del virus. Se reconocen los logros del sistema de prevención establecido por la Secretaría de Salud, y a los especialistas encargados de atender la pandemia.
Se estableció un antecedente nuevo en el manejo de la contingencia que ha llamado la atención de los ciudadanos. El gobierno del país, por primera vez, sienta un precedente histórico de no recurrir a endeudar al país para hacerle frente a la epidemia. Lo primero que hacían los gobiernos del pasado, en todas las contingencias de salud, era pedir créditos de millones de dólares al Fondo Monetario Internacional, con el consiguiente recetario de aumentar los impuestos y recortar el gasto social.
En esta ocasión no se recurrió a endeudar al país, el gobierno actual ha hecho frente al virus con recursos propios, con recortes de aguinaldo a los servidores públicos de primer nivel, racionalizando el gasto, usando el dinero que se ha decomisado a la corrupción. En sentido contrario a como se actuaba en el pasado, tenemos información que se han destinado importantes montos al pago del servicio de la deuda externa, que pesa como un lastre entre las malas herencias de los gobiernos anteriores.
El no recurrir el gobierno a contraer deuda es aleccionador, demuestra que se está avanzando en el combate a la corrupción y se pone de manifiesto lo que se puede hacer con finanzas sanas, manejando con honestidad los recursos públicos. En el pasado, se recurría a empréstitos en el exterior de manera recurrente, se podría decir que aprovechaban cualquier pretexto para aumentar la deuda, sin recato, como algo normal. Por eso, la deuda exterior en los últimos tres sexenios fue elevada a niveles estratosféricos por parte de los gobiernos del prianismo, con una irresponsabilidad que rayaba en el colmo.
Dejando al país hundido en una deuda exterior histórica. No les importó endeudar el país por generaciones, ni hipotecar al país, dejándolo vulnerable ante el voraz capital financiero, que lamentablemente ha actuado con reglas que rayan en la usura.
Así los políticos de los partidos tradicionales llevaron al país al despeñadero. Con su política privatizadora recortaron, de manera irresponsable, hasta dejarlo en lo mínimo, el presupuesto para la atención de las necesidades sociales. Instituciones básicas, como el sector salud y educación fueron los que más sufrieron infames recortes. Eso por poner dos ejemplos, en rubros fundamentales, para el desarrollo de la sociedad. Hoy se han puesto en marcha, con extraordinarios esfuerzos, un diseño presupuestal más amplio y transparente, con el fin de hacer eficientes esas instituciones fundamentales en la vida pública.
Es inocultable, los que perdieron las elecciones federales en el pasado inmediato, han perdido sus privilegios y esa manera muy suya de gobernar patrimonialistamente, donde hacían y deshacían a su antojo con los bienes de Nación.
Se acabó el ambiente donde una minoría era favorecida, mientras las mayorías sufrían por lo más indispensable para su subsistencia; eso provocó que se elevara la pobreza hasta abarcar la mitad de la población, una enorme franja en precariedad. El cambio que se viene generando en el país tiene como objetivo abatir la pobreza y reducir esa abismal brecha de desigualdades.