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"OPINIÓN"

"Pradera"

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    lqteran@yahoo.com.mx

     

    Se empiezan a dar acontecimientos relevantes en el solar nacional, indicativos que la pradera está produciendo buenas nuevas para los habitantes de esta nación, eso comprueba que el camino emprendido por el gobierno lleva a los ciudadanos a buen puerto, a un futuro promisorio, eso se deduce por las señales dadas cada vez con más fuerza.

    Los ciudadanos no pueden despreocuparse por su futuro y desacelerar el paso en la consecución de sus objetivos, porque el cambio que se impulsa de ninguna manera se puede descuidar, los enemigos del progreso están al acecho y no desaprovechan el mínimo error para sembrar incertidumbre y querer llevar agua a su molino; como si los ciudadanos no tuvieran memoria, fingen demencia acerca de sus retrógradas gestiones y su nefasto pasado; pero la gente no olvida sus trapacerías y las tiene presentes por los largos años que las padeció.

    No puede haber perdón y olvido; fueron sumamente lacerantes los embates que padecieron los ciudadanos del País entero, como para permitir su regreso a la palestra política nacional y local. Los descalabros a que sometieron al País son de una dimensión perdurable, tardarán mucho tiempo en borrarse de la conciencia colectiva; las perniciosas huellas de los partidos tradicionales son indelebles en la mente de la sociedad, las conserva con una repulsa abrumadora por los dolores infringidos; no hay nada que favorezca a los políticos del pasado reciente, porque en todos los ámbitos dejaron un sello de corrupción y prepotencia, es imposible que los ciudadanos les otorguen su apoyo, para que vuelvan a formar gobiernos nefastos en el más puro sentido de la palabra.

    Los nuevos tiempos se caracterizan por buscar el bien de la gente; la ciudadanía ha dicho ¡basta! y se ha echado a andar con paso firme para conquistar su bienestar. Justicia y democracia plena son las premisas de los nuevos tiempos. Este nuevo rumbo lo propiciaron los ciudadanos conscientes de que en sus manos estaba el porvenir o el atraso; en eso están completamente claros, ahí estriba la garantía de la consolidación del progreso de esta gran Nación; no hay quien detenga por ahora su marcha ascendente a un futuro progresista.

    Lo que se viene haciendo está fríamente calculado, de tal manera que no falle ninguna pieza del tinglado. A este gobierno y su plan transformador los ciudadanos elevaron con plena legitimidad, para que cumpla los fines anhelados por el pueblo, que no son sino sus aspiraciones históricas: el desarrollo sustentable, la justicia y el pleno ejercicio de la democracia; esos son tres pilares básicos para garantizar la paz y la concordia en el territorio nacional.

    Los ciudadanos promueven con entusiasmo que se camine con paso firme para consolidar esos objetivos; no titubean en la certeza de que se alcanzarán esas metas, porque cuentan con los elementos idóneos requeridos; por lo que el optimismo permea a la sociedad, y el entusiasmo se revitaliza en la conciencia de la gente.

    Veníamos como país de una larga noche, la cual parecía que no tenía para cuando amanecer; pero esa noche llegó a su fin después de más de ocho décadas. Con excepción del gobierno del General Lázaro Cárdenas, todos los demás fueron omisos y nefastos para el ciudadano. Por fortuna, desde hace un año, hemos entrado en una nueva etapa de la historia del País, que la ciudadanía ve con optimismo republicano.

    Lo vemos a diario, por donde se camina y platica con las personas, brota espontáneamente la buena opinión acerca de la gestión del Presidente de la República, Andrés López Obrador; es innegable el apoyo popular a su activismo por el mejoramiento del País en muchos aspectos, los ciudadanos aplauden sin restricciones sus megaproyectos como el Tren Maya, la refinería en Dos Bocas, Tabasco, la infraestructura carretera, etc.; contagia la entereza por su espontaneidad y entusiasmo.

    México marcha con decisión y certeza en sentar las bases para un progreso inédito en su historia. En poco tiempo -predicen expertos nacionales y extranjeros-, México ocupará un lugar entre las naciones más desarrolladas del mundo; en todos los renglones su pueblo demanda desarrollo sin corrupción, esa premisa es indetenible.