Juan Alfonso Mejía López
A cuatro meses de que los estadounidenses asistan a las urnas para refrendar, o no, al Presidente Donald Trump, Andrés Manuel López Obrador acepta visitar a su homólogo estadounidense. El encuentro tendría lugar en Washington y sería la primera ocasión en que el Jefe del Estado mexicano salga del país en una visita oficial desde que tomó posesión hace 17 meses. La noticia generó polémica a los dos lados de la frontera, sobre todo por la forma en que intenta presentarse, en medio del lanzamiento de un acuerdo comercial donde sólo asisten dos de los tres socios participantes, Canadá decidió rechazar la invitación.
El lanzamiento del Acuerdo Comercial para Norteamérica (T-MEC) no es cosa menor, pero iniciará con o sin la presencia de los mandatarios en conjunto, es una fecha establecida en el acuerdo. Quizás como algunos altos funcionarios de Los Pinos afirman, AMLO quiere agradecerle al Presidente Trump su apoyo por los mil ventiladores enviados a nuestro país; evidentemente, el argumento me parece exagerado, máxime cuando Estados Unidos y México atraviesan por una crisis de salud y ambos mandatarios miden sus acciones bajo una sola métrica: las elecciones. Mientras a Trump le preocupa su reelección, a AMLO le inquietan las elecciones intermedias y el poder local en 14 gubernaturas en juego en 2021.
En pocas palabras, ¡es lo electoral! A continuación, les comparto tres razones de por qué Trump quiere invitar a AMLO y algunas dudas “al aire”, sobre el por qué nuestro Presidente acepta dicho encuentro. Veamos.
Donald Trump tiene distintas razones que le hacen dirigir sus baterías hacia su homólogo mexicano. Por principio de cuentas, necesita aumentar su preferencia electoral en el segmento latino, quien en 2016 lo benefició con 29 por ciento de su voto; de acuerdo con la encuestadora “Latino Decisions”, hoy cuenta apenas con 21 por ciento. La invitación a López Obrador a suelo estadounidense puede ser motivada por esta precisa razón, como una forma de jalar mayor número de votantes mexicano-americanos.
Segundo, los inversionistas estadounidenses no están contentos con el gobierno mexicano, aunque para nadie es secreto esta afirmación. En una reunión sostenida entre el Embajador Christopher Landau y la Concamin, el estadounidense con sede en México confirmó su desconcierto por faltar a las promesas del pasado al referirse al sector energético.
“No se puede decir a la vez queremos atraer inversión y capital de otras partes del mundo y también decir, vamos a cambiar las reglas. Uno impacta al otro, uno no puede tener las dos políticas a la vez, o un país tiene una política de atraer inversión o un país tiene una política de espantar inversión”. Parte del electorado de Trump necesita certeza al momento de invertir.
Tercero, una conferencia de prensa en la que aparezcan ambos mandatarios lleva un increíble riesgo para el Presidente Andrés Manuel. Imaginemos un escenario en el que un reportero cuestiona al Presidente mexicano sobre el muro. Como reza el clásico, cualquier comentario podrá ser usado en su contra. En suelo estadounidense, en la Casa Blanca, acompañado de su anfitrión y en un país donde no domina el idioma, por lo menos lleva muchas condicionantes que lo arriesgarían.
Al parecer, en una reunión bilateral, Trump tiene mucho que ganar y poco qué perder. Entonces ¿por qué aceptamos?
Cuando el Presidente López Obrador dice que viene a “celebrar”, e intento ponerme en sus zapatos, me surgen algunas dudas: ¿Queremos agradecer el no frenar el flujo de armas de alto calibre como las usadas en el reciente atentado de la Ciudad de México?; o bien, ¿quizá asistimos a la capital estadounidense para plantear qué pasó con los 10 mil millones de dólares del plan Marshall para Centroamérica que nunca llegaron (“No cumplió el Gobierno estadounidense”, AMLO dixit)?; o mejor aun, ¿hablaremos sobre la anulación del programa de Acción Diferida para los llegados en la infancia, DACA por sus siglas en inglés?; ¿registraremos nuestro malestar sobre su reciente vistan a la frontera de Arizona con Sonora con miras al cierre de la frontera?; ¿Diremos algo sobre la separación de familias sobre nuestro territorio?; ¿nos guardamos alguna declaración sobre las amenazas para reabrir las maquilas poniendo vidas en riesgo o no etiquetar a los carteles como grupos terroristas? En fin, son tan sólo algunas dudas.
En toda esta narrativa, cada vez queda más claro la confusión al momento de interrogarnos sobre la realidad que esconde la visita de AMLO a Washington. No se trata de saber si la visita tiene propósitos económicos o electorales, ¡son electorales!
Lo que no queda claro es, ¿por qué Trump?, ¿por qué nuestro Presidente se siente cómodo con un Mandatario que ha probado ser uno de los más beligerantes hoy en día respecto de los intereses de nuestros connacionales? Quizás lo descubramos en alguna “mañanera” y así le brinde una respuesta a toda mi familia radicada en Arizona y California sobre las razones de mi Presidente: ¿por qué Trump?
Que así sea.
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