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"OBITER DICTUM"

"Periodismo y Derecho"

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ANTE NOTARIO

    Notario 210
    www.garciasais.com.mx
    @FGarciaSais

     

    No pocas ocasiones los reporteros y periodistas en general, cuando se refieren a una situación jurídica, la mayoría de las veces (y no sólo en temas complejos) ya sea de suspensión por tribunales de obras públicas o desarrollos inmobiliarios privados; asuntos relacionados con derechos humanos que llegan a tribunales de amparo -incluyendo, desde luego, a la Suprema Corte; cuestiones de naturaleza pena o litigios privados que trascienden a lo público, se evidencia una suerte de desconexión.

    Recientemente nació un nieto del Presidente de la República en territorio estadounidense. Escuché la noticia mientras conducía a la oficina. Se trataba de un programa de radio que, gracias al Internet, se puede sintonizar, pues de lo contrario la escasez de espacios como ese es notoria. El conductor principal del programa cantinfleaba. Ignoraba, lo que ocultaba o pretendía hacer, si los hijos de mexicanos que nacen el extranjero son mexicanos. Una cuestión que cualquier persona que sepa leer puede solucionar.

    No es mi afán señalar los yerros sino las áreas de oportunidad. Al final, quienes escribimos en un periódico somo también periodistas. Ejercemos la libre expresión de ideas y el medio de comunicación es el responsable de la transmisión al público. La jurisprudencia así ha asimilado para efectos de protección a los editorialistas y columnistas.
    En un país con, aproximadamente, 350 mil licenciados en Derecho (“ocupados) y otro número en el desempleo o subempleo, llama la atención que los medios de comunicación logren expresarse, cuando lo hacen en términos jurídicos, tan mal. El carácter informativo, y en ocasiones educativo, de los medios de comunicación importa que el profesionalismo que los deben nutrir abarque todas las páginas de los medios impresos y todos los espacios de los medios audiovisuales.

    Si la desconexión entre el Derecho y la sociedad no fuera tan férrea quizá, solo quizá, pudieran pasar este aspecto por alto. Mi colega y amigo, el ilustre doctor Pablo Mijangos y González lo ha dicho magistralmente: “[h]ay un divorcio cultural entre el mundo de los abogados y la sociedad mexicana”.

    Mientras los medios de comunicación sigan narrando los problemas jurídicos, primordialmente, los que se resuelven cotidianamente en los tribunales en términos de peleas de box (ganador, perdedor) olvidando los aspectos torales de los pleitos, el Derecho se aprenderá más por su valor como chisme que como medio para solucionar pacífica y ordenadamente los problemas.

    Cuando se da noticia de que determinada empresa o persona venció a una autoridad, no se analizan los cómos ni los porqués, los argumentos, las pruebas, su valoración, ni si la sentencia estuvo bien hecha (estudiada, escrita, estructurada); mucho menos sabemos respecto de las cualidades profesionales de quienes las dictan (jueces) o de quienes les ayudan (secretarios proyectistas) o como éstos personajes judiciales dan giros o vaivenes en casos similares dependiendo de las partes o intereses involucrados. Solamente dicen quién venció -cuando quien lo hizo pudo no haber tenido la razón-. Muchas veces las sentencias dan el derecho a quien no lo traía en la bolsa. De eso nada se sabe, nada se dice, no hay periodismo que lo investigue.

    ¿Estarán los juzgados lo suficientemente preparados para resolver problemas complejos que importan el conocimiento de disciplinas científicas ajenas al Derecho, como medicina, ecología, urbanismo, etc. pero que constituyen el problema litigioso? ¿Cuentan los juzgados con infraestructura para llevar a cabo esas investigaciones, se apoyan en terceros expertos?

    Los juzgados son de vital importancia para el funcionamiento adecuado de la comunidad. Si el periodista no les presta atención (seria) estaremos perdiendo gran parte del tiempo reproduciendo historias de esas que tanto gustan en las mesas de café de gente sin oficio ni beneficio.