Manuel Clouthier
@ClouthierManuel
Ahora que todo el mundo habla del coronavirus se hace necesario retomar tres temas que tendrían un impacto severo en la economía de nuestro País.
El primero es la crisis de Pemex y su agravamiento por la caída de los precios del petróleo. El segundo es el impacto de la quiebra de Pemex en las finanzas públicas y qué hará el Gobierno federal para mitigar la crisis en su presupuesto. La tercera es el estancamiento de la economía mexicana y las decisiones y acciones que deberá tomar el Gobierno para iniciar una recuperación.
Empecemos con Pemex. Si revisamos el balance general consolidado al 31 de diciembre de 2019 tendremos que la petrolera mexicana cuenta con un total de activos por la cantidad de 100 mil 352 millones de dólares, mientras que su pasivo total es de 206 mil 236 millones de dólares, lo que nos da un patrimonio total de 105 mil 884 millones de dólares negativos (recordemos la formula básica contable A=P+C).
De aquí se deduce que la empresa productiva del Estado mexicano se encuentra totalmente quebrada al contar con un capital negativo de 105 mil millones de dólares. Y el tema central no es de quién es culpa, que, por supuesto tendrán que pagar, si no de qué hay que hacer para salvarla si es salvable.
Siempre he sostenido la tesis empresarial de que los problemas operativos de una empresa se resuelven en la operación; mientras que los problemas de estructura financiera se resuelven en la estructura. Pemex padece los dos. Los problemas operativos de altos costos, ineficiencia operativa y de producción, gran corrupción y saqueo tanto de cuello blanco como el huachicoleo, etc.
Todo esto debe atenderse para lograr eficientar la empresa, más ahora que el precio de la mezcla mexicana de exportación de crudo ha caído en lo que va de 2020 en más del 50 por ciento para quedar en precios por barril debajo de los 20 dólares.
Sin embargo, esto no es todo, Pemex padece una severa crisis en su estructura financiera, ya que hoy se encuentra en quiebra técnica, lo que obliga a una urgente capitalización. La pregunta es ¿quién va capitalizar, inyectarle capital, a Pemex?
Así las cosas, Pemex necesita urgentemente dejar de perder dinero (operación) y además se necesita inyectarle capital fresco (estructura financiera), ambas medidas son igualmente importantes si se desea rescatar la empresa.
Dentro de las medias urgentes en Pemex están las operativas que obligan a reducir costos, achicar su estructura operativa en acuerdo con el sindicato, taponear realmente las fugas producto de la gran corrupción que prevalece en la paraestatal; en la estructura financiera es necesario que el Gobierno deje de ordeñar la paraestatal vía impuestos para que esta pueda iniciar un proceso de capitalización, además el gobierno debe dejar a un lado la postura ideológica y buscar mecanismos financieros “neoliberales” para capitalizar la empresa y sus inversiones necesarias. Ante la crisis se necesita igualmente un plan de choque que frene todo tipo de inversiones ociosas o inútiles, como sería el ejemplo de la refinería de dos bocas.
Habrá que tener en cuenta que el proyecto de rescate de Pemex lo llevará a cabo una persona que nunca en su vida ha dirigido una empresa, ni pequeña ni grande, ni privada ni publica, ni sana ni en crisis, y esto es un riesgo adicional.
Por todo lo anterior es que las calificadoras principales han señalado el riesgo de baja en la calificación de Pemex, e insisten en que su perspectiva es negativa y que esto tendría graves repercusiones en las finanzas públicas. “Cuando se tiene un shock así, lo primero que hacemos es mirar a los países con perspectivas negativas, por eso estamos prestando particular atención a México”, señalo Standard and Poor’s, pero de esto hablaremos en el próximo artículo.