Los priistas son animales políticos, no en balde han gobernado a este País casi un siglo, y en esta ocasión, quizá en las peores condiciones en las que se han presentando a una elección presidencial, siguen soñando con seguir en el poder.
Y para eso se han lavado la cara, recorren el País presentando su pasarela, presumen de caballada, se disfrazan de democráticos y aprovechan que el resto de los partidos se autodestruyen por el puro placer de hacerlo.
Una vez más, el Centro de Convenciones de Mazatlán fue la sede. El puerto recibió a cinco secretarios de Estado que quieren o al menos suenan para ser el candidato a la Presidencia por el PRI.
Miguel Ángel Osorio Chong, Secretario de Gobernación; José Narro Robles, Secretario de Salud; José Antonio Meade Kuribreña, Secretario de Hacienda; Enrique de la Madrid Cordero, Secretario de Turismo, y Aurelio Nuño Mayer, Secretario de Educación.
Aunque en la política todo cambia de un día para otro, vamos a analizar como llegó cada uno a Mazatlán.
De capa caída
Miguel Ángel Osorio Chong arrancó la carrera con ventaja, desde la Secretaria de Gobernación, “El Chino” prometía convertirse en el candidato, pero su gusto por las “intrigas palaciegas” lo distanciaron del Presidente Enrique Peña Nieto y la pérdida de las gubernaturas de varios estados lo condenaron.
Hoy, todavía conserva la fuerza de su puesto y el apoyo del “ala dura” en el Gobierno de Peña Nieto, pero parece un mensajero del viejo PRI, ese que nadie quiere ver en las boletas del 2018.
Fauna de acompañamiento
José Narro Robles, Secretario de Salud, y Enrique de la Madrid Cordero, Secretario de Turismo, tienen el perfil que busca el PRI para competir, su historial viene limpio, son profesionales en su trabajo y tienen una buena imagen, pero nada más.
Carecen de capital político y su presencia es todo lo que pueden aportar, son las caras que validan el proyecto.
El operador
Amigo personal del Presidente, pero quemado por las circunstancias y con pocas posibilidades de algo grande, Aurelio Nuño Mayer, Secretario de Educación, está en la pasarela para cuidar los intereses de Peña Nieto.
Se le ve más como el posible coordinador de la campaña del PRI, que como candidato, a lo sumo le alcanzará para conseguir un puesto en el Senado, pero sus aspiraciones sólo están validadas por su cercanía al poder.
El festejado
A pesar de las negaciones y el suspenso, el Secretario de Hacienda, José Antonio Meade Kuribreña, no pudo ocultar la sonrisa del elegido por el “dedazo” priista.
El hartazgo es tan grande en México, que los priistas han descubierto que su candidato tiene que ser alguien que huela lo menos posible al PRI.
Es más, Meade ni siquiera es priista, su perfil es lo más alejado a los políticos charros que nos han gobernado durante décadas.
Los priistas han llegado al extremo de negarse a si mismos, de autoinmolarse y entregar la silla presidencial a un desconocido, claro, para poder seguir gobernando.
Y él se deja querer.
¡Ay nanita!
Y ahora resulta que el PRI y el PAS andan negociando una alianza.
Por un lado, Héctor Melesio Cuén Ojeda, líder del PAS, ha dicho en innumerables ocasiones que quiere llegar a Senador y eso pondría muy incómodos a Sergio Torres Félix, ex Alcalde de Culiacán, y a Gerardo Vargas Landeros, ex Secretario General de Gobierno.
También se mueven, la Diputada federal, Gloria Himelda Félix Niebla, que por un asunto de cuota de género podría ser la elegida, y Mario Zamora Gastélum, que se cuenta, es el preferido de José Antonio Meade Kuribreña, el presidenciable mayor.
Eso sí, Vargas Landeros y Torres Félix se conformarían con una diputación federal, pero para ser francos ahí se ve todavía más difícil, pues, aunque son siete posiciones, la mayoría son exigidas por otros priistas.
Para empezar, el PAS exigiría por lo menos una diputación federal, en una alianza con el PRI, entonces nos quedarían seis espacios.
Las cuentas no salen porque, por ejemplo, en el norte de Sinaloa hay políticos que quieren una candidatura, como Arturo Duarte García, ex Alcalde de Ahome; y Nubia Ramos, de El Fuerte.
En la zona del Évora, dicen que David López Gutiérrez no está contento con la disminución de espacios del grupo “Chilorio Power” y que la elegida es Liliana Cárdenas o su hermano Humberto Cárdenas, ambos cuñados suyos.
En el centro ni se diga, Sandra Lara, síndica procuradora de Culiacán, quiere ser diputada federal, y nos dicen que también suenan Carlos Gandarilla y hasta Érika Sánchez, relegada en las últimas elecciones.
Ricardo Hernández Guerrero, hijo de Jesús Enrique “Chuquiqui” Hernández, también quiere hueso y hasta el propio Rafael Rodríguez Castaños, actual delegado de la Secretaría de Economía.
En el sur, ya se habla de Irma Tirado, líder del PRI en el Congreso local, y de Elsy López Montoya.