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"OBSERVATORIO"

"Ortega Carricarte: los motivos para irse"

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OBSERVATORIO

    alexsicairos@hotmail.com


    La renuncia se aplazó durante 5 meses

    Carlos Ortega Carricarte le había pedido al Gobernador Quirino Ordaz Coppel, desde septiembre de 2019, permiso para dejar el cargo de Secretario de Administración y Finanzas debido a que cuestiones personales lo convocaban a retirarse de la función pública y enfocarse al rol de esposo y padre de familia. Desde entonces el Gabinete se cimbró, asentándose la certeza de que en unos meses más se iría el amigo desde la infancia y funcionario de todas las confianzas del Mandatario estatal.

    En aquella solicitud para dimitir al tercer puesto de más poder en el Gabinete, el Gobernador le pidió a Ortega Carricarte quedarse a la negociación del presupuesto federal y estatal de 2020 y luego, le dijo, le permitiría renunciar. Una vez concluidas esas tareas, le amplió el plazo hasta que el hoy ex titular de la SAF acudiera a comparecer, el 17 de enero, ante el Congreso del Estado con motivo de la glosa del Tercer Informe de Ordaz Coppel.

    Siempre se sostuvo como un Secretario de bajo perfil pero le entraba a los problemas, cabildeando en 2017 con los sectores que reclamaban el pago de adeudos heredados por la anterior administración estatal que presidió Mario López Valdez. Fue parte toral de la reingeniería para que Quirino Ordaz implementara el plan de austeridad que anunció al asumir la Gubernatura y que, según se dio a conocer al año, le permitió al erario sinaloense ahorros por mil 500 millones de pesos.

    Con la asunción de Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia de México le correspondió a Ortega Carricarte armar una estrategia distinta para que los recortes presupuestales que impuso la Federación le pegaran lo menos posible a Sinaloa. De enero de 2017 a noviembre de 2018 las finanzas públicas locales habían vivido un periodo relajado por los apoyos económicos sin precedentes que hizo fluir Enrique Peña Nieto y de pronto, ¡plop!, esa abundancia terminó.

    La instrucción del Gobernador consistió en resolver el déficit presupuestal sin entrar en confrontación con el naciente régimen nacional. La otra indicación consistió en hacer las cosas con apego a la ley y transparencia para evitar que la crisis en las finanzas degenerara a una crisis de confianza. Así capoteó la austeridad republicana de la Cuarta Transformación durante un año y dos meses hasta que el Gobernador le dio luz verde para dejar el cargo.

    ¿Por qué tendría que separarse del Gabinete de Quirino Ordaz un funcionario que a través del manejo del dinero público era parte del círculo rojo del poder en el cual cabían solo el Gobernador, el Secretario de Administración y Finanzas y el Secretario de Gobierno? La familia es la respuesta: con su esposa originaria de Mérida que no se adaptó a residir en Culiacán y los hijos cursando estudios en la Ciudad de México, los lazos consanguíneos pudieron más que la decisión de acompañar al Gobernador hasta el último día de gestión.

    En la víspera de que se anunciara la salida de Ortega Carricarte, circunstancialmente, porque existen pruebas de que una cosa ocurrió independiente de la otra, la negociación que el Gobierno del Estado y la Fiscalía Anticorrupción realizaron con Armando Villarreal Ibarra, ex Secretario de Administración y Finanzas del gobierno de Malova, entró en fase de complicación cuando la juez de la causa se negó a legitimar el sospechoso acuerdo para que el acusado de desviar 260 millones de pesos pagara solamente 2 millones de pesos y fuera absuelto de responsabilidades.

    Las evidencias sustentan que nunca avaló y poco intervino Ortega Carricarte en las negociaciones entre el Gobierno como afectado, la Fiscalía como denunciante y Armando Villarreal como acusado. Ese día, cuando la juez Sara Bruna Quiñónez tumbó el acuerdo “resarcitorio”, ni la representación jurídica del Ejecutivo estatal ni el Ministerio Público iban preparados al revés asestado por el Poder Judicial. Asustados y desprevenidos, indujeron los hombres de Gonzalo Gómez Flores y de Ortega Carricarte.

    En ese momento, Ortega Carricarte ya tenía las maletas listas. Pero tuvo el dilema de quedarse otro tiempo más en el Gabinete de Quirino Ordaz o separarse de una vez por todas debido a la tonta reacción del jurídico del Gobierno y del Fiscal asignado al caso, de sacarse de la manga los dos nombres como respuesta a la pregunta que nunca previeron les haría la juez Quiñonez, de quien les había autorizado el trato benévolo para Villarreal.

    Esta es la historia que no se ha contado porque la sociedad sinaloense, harta de la corrupción del malovismo, pocas posibilidades les concede a las circunstancias alternas. Por razones de causa mayor Ortega Carricarte se vio impedido a acompañar a su amigo, Quirino Ordaz Coppel, en el cierre del gobierno que acaba el 31 de octubre de 2021. No estará en los siguientes 20 meses cuando las cuentas del quirinismo deben ponerse en orden.

    Reverso

    Con el frío de febrero,
    Fue un iceberg esa parte,
    En que Ortega Carricarte,
    Tomó distinto sendero.

    Comparecencia y campaña

    Debería Sergio Torres Félix dejar ya su cargo como Secretario de Pesca del Gobierno de Sinaloa porque ayer aprovechó hasta la comparecencia ante el Congreso del Estado para colocar su aspiración de suceder en el cargo a Quirino Ordaz Coppel. ¿Qué le importa al Poder Legislativo que le hayan hecho “manita de cochi”, según él, cada vez que ha querido postularse a puestos de elección popular? Lo llamaron a rendir cuentas por ser integrante de la estructura gubernamental, no para que causara lástima con la precampaña del pretenso priista que está muy lejos, más de lo que mide de punta a punta el opaco Par Vial de Culiacán, de la candidatura del PRI.