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Debemos ser conscientes de la realidad por la que atraviesa actualmente el país, hay segmentos a los que se les terminó su dolce vita el 2018, y no aceptan los cambios, añoran el pasado; mientras tanto, las clases populares ven con optimismo su porvenir. Estamos seguros de que las campañas de desinformación tienen nula incidencia en detener o desviar la marcha emprendida.
Lo que se observa es una determinación firme del conglomerado social por consolidar los cambios que se vienen suscitando en el ámbito del país, para bien de todos y, de esa manera, abatir la pobreza que abruma a millones de personas que se debaten en condiciones infrahumanas. Esa es la tarea principal que se ha echado a cuesta el Presidente de la República y cuenta con un respaldo ciudadano enorme.
Por lo que se observa, en estos dos años de gobierno democrático se están logrando avances en ese rumbo, los cuales no pueden ser desdeñados sin faltar a la realidad. El cambio, pese a obstáculos enormes y sorpresivos, como la pandemia, se expresa de muchas maneras en el ámbito del suelo nacional; esos avances, constatados en hechos para la mayoría de los connacionales, es motivo de esperanza.
Hay una determinación firme del conglomerado social por consolidar los cambios que se vienen suscitando, destacando las obras de infraestructura en carreteras y la construcción del Tren Maya (que detonará la economía en una región que, pese a sus riquezas naturales, presentaba los índices más grandes de pobreza y atraso). Detonar el progreso es una tarea titánica que se ha echado a cuestas el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, y observamos que está logrando avances en ese rubro que no puede ser desdeñado.
La marcha emprendida para abolir las desigualdades sociales cuenta con amplio apoyo popular, debido a que ahora hay una sociedad que ha madurado y comprende plenamente las urgentes tareas prioritarias de la agenda nacional; son muchos los dolores que quedan, en las actuales circunstancias, en el país, heredados de las décadas perdidas del neoliberalismo, tales como la pobreza y los rezagos en el campo y en las ciudades.
Pero hay, contrario al pasado, un liderazgo y un pueblo despierto tratando de encausar al país a estadios superiores de progreso. Esa es la premisa que anima a las instituciones en la etapa histórica que vive la Nación, una verdad tangible para la población que vive y siente los embates de la vida.
Habían pasado muchos años sin que en el país se diera una coyuntura como la que se atraviesa en el presente, la cual para muchos resulta inédita, para otros es el resultado de largas luchas que el pueblo ha librado por conquistar la democracia y el bienestar. El pueblo fue acumulando fuerzas hasta construir un gobierno con el que se siente plenamente identificado.
Los cambios verdaderos no son espontáneos, obedecen siempre a causas profundas en la sociedad. Entonces, lo que viene ocurriendo en el territorio nacional tiene profundas raíces históricas en nuestro pueblo. Así tenemos que valorarlo, para entender su dimensión histórica; por lo que el cambio por construir una nueva patria no es algo espontáneo, sino fruto de luchas y aspiraciones que vienen del México profundo.
Los ciudadanos no caminan ni comparten la óptica del fifí. Por eso caminan con paso firme por el camino del cambio verdadero, con sus reivindicaciones de bienestar, que les permita salir de la pobreza. Quienes apoyan el nuevo rumbo de país son los que sufrieron los embates, durante tres décadas seguidas, de gobiernos corruptos, por eso están tan despiertos y no se dejan engañar por los partidarios del retorno al pasado.
Por eso el pueblo les ha cantado “Las golondrinas” a esos desvergonzados políticos del pasado. Y no volverán, porque la ciudadanía está muy despierta y no olvida, bajo ninguna circunstancia, los dispendios insultantes del pasado, tiene fresca en su memoria cómo vivían esos políticos que ahora vienen con su cantaleta de que ahora sí “van a cambiar”, es una ofensa para los ciudadanos.
Hoy las cosas están cambiando para bien de sus pobladores, y por más que algunos fifís traten de escamotear el cambio, se avanza en el ámbito nacional por encima de los obstáculos y contingencias.