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Los ciudadanos de este País tienen razones para sentirse bien con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, son muchos los cambios generados en la vida pública de la Nación al cumplirse un año de gobierno. La ciudadanía celebra con beneplácito lo operado en el primer año, y confía en la Cuarta Transformación, porque ha visto de manera tangible hechos trascendentes, como en décadas no habían sucedido, aun cuando mucho de lo realizado eran demandas añejas que la gente reclamaba como urgentes para su desarrollo en diversos aspectos.
Y es que los partidos tradicionales se olvidaban de lo prometido en las campañas políticas, esa era la constante que prevalecía en la vida pública del País, hasta que llegó el actual Presidente López Obrador y se empezó a generar un cambio que se puede decir está marcando hitos históricos; como lo ofreció en su campaña política, el Presidente ha cumplido su palabra a la ciudadanía, estableciéndose un precedente de suma importancia para los ciudadanos, acostumbrados escuchar las fatuas promesas de los políticos del prian, que ofrecían el toro y el moro, pero que una vez llegados al poder se volvían omisos a sus promesas de campaña.
Eso era lo prevaleciente en cómo se manejaba al País, repito, hasta que llegó el actual Presidente López Obrador, y empezó a generar un innegable cambio en muchos aspectos y rubros, dejando claro que hay un nuevo estilo de gobernar, muy definido desde este su primer año de gobierno.
Su política exterior y su política humanitaria de asilo ha tenido gratas repercusiones en el Continente Americano, concitando el reconocimiento multánime de los pueblos y gobiernos progresistas, que ven con entusiasmo los acontecimientos suscitados para el desarrollo de los pueblos.
En lo interno, el País permaneció por décadas omiso al clamor de los segmentos más pobres, quienes eran los que pagaban los platos rotos, rezagados de los mínimos satisfactores de bienestar, como consecuencia de los pésimos gobiernos que el País padeció en toda esa era “neoliberal”, donde nomás ganaban los oligopolios. Los últimos gobiernos del prian dejaron una estela de desaciertos en toda la geografía nacional; fueron una verdadera plaga destructiva, sumiendo amplios sectores sociales en la más atroz pobreza, nunca antes conocida.
Hoy hay una nueva política y esos mismos segmentos sociales son objeto, por el actual gobierno, de atención especial, para sacarlos de la debacle en que se encuentran, en algunos casos en condiciones extremadamente graves en lo más básico, su sustento, en llevar un pan a su mesa. Integrarlos a la economía, sacarlos de su situación de pobreza y hacer que el progreso también les toque es tarea prioritaria del gobierno actual.
Lo vemos en la febril actividad diaria del Presidente, quien no pierde tiempo en trabajar con ese propósito inquebrantable de alcanzar un mejor futuro para su pueblo. Él lo ha dicho fuerte y quedito, no quiere ni cree en la reelección, por ello tiene que trabajar el doble y dejar encausado al país por un nuevo rumbo de progreso y mayor equidad.
Es una tarea titánica revertir las carencias abismales de más de 62 millones que se debaten en pobreza extrema, por el abandono y marginación causada por los sucesivos gobierno que se alternaron en el próximo pasado, provocando con su inhumano modelo privatizador esa enorme pobreza, que creció como una enorme mancha en un amplio sector de la sociedad. Es casi increíble ese cúmulo de connacionales en extrema pobreza, causada por la opacidad de los gobiernos insensibles al clamor popular; para esos gobierno su mundo eran las élites económicas y, fuera de ese círculo, para esos partidos de derecha la problemática social ni la contemplaban.
Los ciudadanos han decidido marchar al lado de su presidente, apoyando su cuarta transformación, con la seguridad de lograr frutos para consolidar una vida mejor en el suelo nacional, después de tantos gobiernos fallidos proclives a la corrupción más infame y conocida por los habitantes de esta gran Nación; pueblo y gobierno han logrado una empatía que no se había visto en la historia reciente del País.
Los mexicanos y su Presidente, Andrés Manuel López Obrador, lejos de amilanarse, por la crítica de los que han sido desplazados de la bonanza que disfrutaban a expensas del sistema corrupto del pasado régimen, están vislumbrando un nuevo amanecer en el horizonte.