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"OBSERVATORIO"

"Navidad sin Javier Valdez ni justicia. Carta al Gobernador Quirino Ordaz"

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OBSERVATORIO

    alexsicairos@hotmail.com

     

    Gobernador: al despertar ayer y revisar mi teléfono celular me apareció en la pantalla el texto que aquí adjunto, mismo que alguna vez escribí o pronuncié, no lo sé, pero que de alguna manera asomó un día 15, exactamente a 31 meses de que asesinaron al periodista Javier Valdez Cárdenas. Entonces volví a preguntarme por qué el Estado mexicano ha permitido que Griselda Triana y sus hijos Francisco y Tania pasen otra Navidad sin justicia para aquel hombre que los amó tanto.

    No imagino, porque ninguna idea se acerca siquiera a lo que también sufren los padres, hermanos y Sariah Mejía López, la hija por cuyo desamparo temió Javier. Nadie como ellos carga con el sentimiento de pérdida superado solo por la impotencia de corroborar cada amanecer que la Fiscalía General de la Nación y el Nuevo Sistema de Justicia Penal Acusatorio son incapaces de aplicar la ley, el único bálsamo que da paz cuando las muertes violentas hieren para siempre a los deudos de las víctimas.

    El siguiente es el texto, dirigido al ciudadano Quirino Ordaz Coppel más que al político, que en varias ocasiones me ha expresado que sintió en lo hondo del alma el golpe no a un gobierno sino a un ser humano que se considera amigo de Javier Valdez:

    Javier celebró tu llegada al Gobierno de Sinaloa. Sabía de tu empatía con el periodismo y sobre todo con el periodismo valiente. ¿Qué celebraría hoy? Que el Gobernador de su tierra, Sinaloa, se pusiera al frente de la exigencia a las instituciones locales y nacionales que deben darle justicia, investigando, persiguiendo y sentenciando a sus verdaderos asesinos.

    Por desgracia él ya no está físicamente entre nosotros, aunque sigue aquí su alma libre, su espíritu indomable, el abrazo puntual a quien ve desfallecido. Ahora es él uno más de los caídos por el golpe cruel del incontenible crimen organizado asociado (esta es una conjetura gremial que sobrevive) con algún segmento de la corrupción organizada.

    Esa muerte, ¿lo recuerdas?, sacudió a tu inicial gobierno como ninguna otra lo ha estremecido. El desafío inimaginable de la gran delincuencia al Estado mexicano replicó con el inmenso miedo en las redacciones de los medios de comunicación. Miedo de vivir con una granada en la boca, de tener que contar nuevas historias de los huérfanos del narco. Miedo a que los morros del narco fueran usados de carne de cañón como sucedió el 17 de octubre, el llamado “jueves negro” de Culiacán.

    Pero es sobre todo el miedo a la impunidad. A que la ausencia de ley aliente nuevos atentados contra periodistas, medios y la población pacífica en general. ¿Por qué insistimos en el ataque al periodismo? Porque a Sinaloa, a los sinaloenses, no les sirve esa prensa intimidada que después del 15 de mayo de 2017 se pregunta quién sigue o quién siente que será la siguiente víctima, existiendo siempre con el arma en la sien. Desde entonces, no está demás evocarlo, la libertad de expresión se ejerce a medias.

    Sé que ha habido avances en la investigación y que luego se caen. Que se diluye la certeza jurídica al paso de los meses, debido a que ley que no es aplicada a tiempo le da lugar a la desconfianza de si es justicia, a secas, o es el montaje perverso para laudos de mentiras. Y Griselda y sus hijos, y la familia completa, los periodistas, lo que exigimos es justicia, aquella que no le devolverá la vida a Javier Valdez pero sí repondrá algo de la paz que merecen su memoria, su legado, sus seres entrañables.

    Ayer, Gobernador, se cumplieron 31 meses desde que mataron a Valdez Cárdenas y en 5 meses más serán tres años de impunidad. En algunos días llegará la celebración de la Navidad e, insisto, ningún ejercicio de imaginación permite saber el dolor que sienten Griselda, Tania y Francisco, Sariah y los padres y hermanos, al no tener a Javier junto a ellos. Por no tener ni siquiera la justicia que el Gobierno de Sinaloa, el Gobierno de México, están obligados a dar.

    Y si algún sentido tiene esta carta que se hallaba perdida en el block de notas de mi teléfono móvil, misma que hoy actualizo y te hago llegar, es que desde tu posición de jefe de las instituciones sinaloenses le eches todas las ganas del mandatario, del amigo de Javier, a la lucha por la justicia y que no vaya a terminar tu período de gobierno sin que logremos que sean puestos tras las rejas los que mataron al periodista y activista social Valdez, sean quienes sean, sin importar el poder o el nombre del Cártel al que pertenezcan.

    Qué terrible sería que a 31 meses, a tres años, en esta Navidad o las que vienen, a Javier Valdez, que lo inmolaron los narcos con el dominio enorme que rebasa a los poderes asentados en la Constitución, y quizás en confabulación con la narcopolítica, lo vuelva a matar la impunidad.

    ¡Qué lamentable sería eso, Gobernador!

     

    Reverso
    Va por esos villancicos tristes,
    Donde la Navidad ya nunca es,
    Porque impunidad, te resistes,
    A rendirte ante Javier Valdez.

     

    Adviento y barbarie
    Que se apaguen las luces navideñas y que nadie proclame noches de paz porque la celebración de la Navidad resulta espiritualmente imposible mientras en Sinaloa sigan asesinando a más Glorias Esthelas, como es el caso de la jornalera de 20 años edad que la noche del viernes fue abusada sexualmente y luego estrangulada en las galeras del campo agrícola Érika, en el Valle de Culiacán. Las bestias humanas no cesan en sus orgías de sangre, mientras las mujeres de todo el mundo se levantan valientes a denunciar a grito abierto “y la culpa no era mía, ni dónde estaba ni cómo vestía... El violador eres tú”.