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"ÉTHOS"

"Morir antes de tiempo"

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    Cuando fallece un niño o una persona joven es común exclamar que murió antes de tiempo, porque sentimos que la flor de la vida apenas comenzaba a extender sus pétalos cuando la corola se cerró precipitadamente. 

    Sin embargo, los adultos y adultos mayores también llegamos a pensar que morimos antes de tiempo, porque comprendemos que no hemos cumplido todos nuestros sueños y metas. 

    No obstante, conviene retomar las palabras que pronunció Séneca al inicio de nuestra era: “venga, haz recuento de tu edad. Calcula cuánto de ese tiempo se ha llevado el acreedor, cuánto la amiga, cuánto el rey, cuánto el cliente, cuánto los pleitos conyugales, cuánto la sujeción de esclavos, cuánto el vagar oficioso por la ciudad. Añade las enfermedades que nos causamos nosotros mismos y el tiempo inutilizado. Verás que dispones de menos años de los que cuentas”.

    Inquisitivo, preguntó: “qué has hecho en tu largo tiempo, cuántos saquearon tu vida sin que sintieras la pérdida, cuánto se llevó el dolor vano, la alegría estúpida, el ávido deseo, los cumplidos, y qué poco ha quedado de lo tuyo. Comprenderás que mueres antes de tiempo’. ¿Cuál es entonces la causa de todo eso? Vivís como si fuerais a vivir siempre, nunca recordáis vuestra fragilidad, no observáis cuánto tiempo ha pasado ya. Lo perdéis como si dispusierais de un depósito lleno y rebosante, cuando puede que precisamente ese día dedicado a un hombre o una cosa sea el último. Teméis todo, como si fuerais mortales, y deseáis todo, como si fuerais inmortales”. 

    Enfático, subrayó: “¡Qué tarde es empezar a vivir cuando hay que terminar! ¡Qué estúpido olvido de la mortalidad es diferir hasta los cincuenta o sesenta años los buenos propósitos y querer iniciar la vida allá donde pocos llegaron!”. 

    ¿Muero antes de tiempo?