rfonseca@noroeste.com
@rodolfodiazf
En el momento extraordinario de oración en tiempos de epidemia, que encabezó el Papa Francisco la tarde de ayer en el atrio de la Basílica de San Pedro y donde impartió la bendición urbi et orbi, señaló que es tiempo de despertar.
“Desde hace algunas semanas parece que todo se ha oscurecido. Densas tinieblas han cubierto nuestras plazas, calles y ciudades; se fueron adueñando de nuestras vidas llenando todo de un silencio que ensordece y un vacío desolador que paraliza todo a su paso: se palpita en el aire, se siente en los gestos, lo dicen las miradas. Nos encontramos asustados y perdidos”, subrayó el Pontífice.
Bergoglio resaltó: “La tempestad desenmascara nuestra vulnerabilidad y deja al descubierto esas falsas y superfluas seguridades con las que habíamos construido nuestras agendas, nuestros proyectos, rutinas y prioridades. Nos muestra cómo habíamos dejado dormido y abandonado lo que alimenta, sostiene y da fuerza a nuestra vida y a nuestra comunidad”.
El Papa subrayó que los seres humanos perdimos el rumbo: “Con la tempestad, se cayó el maquillaje de esos estereotipos con los que disfrazábamos nuestros egos… Codiciosos de ganancias, nos hemos dejado absorber por lo material y trastornar por la prisa. No nos hemos detenido ante tus llamadas, no nos hemos despertado ante guerras e injusticias del mundo, no hemos escuchado el grito de los pobres y de nuestro planeta gravemente enfermo. Hemos continuado imperturbables, pensando en mantenernos siempre sanos en un mundo enfermo. Ahora, mientras estamos en mares agitados, te suplicamos: “Despierta, Señor”.
Recapitulando, destacó: “El Señor nos interpela y, en medio de nuestra tormenta, nos invita a despertar y a activar esa solidaridad y esperanza capaz de dar solidez, contención y sentido a estas horas donde todo parece naufragar”.
¿Vivo despierto y solidario? ¿Me asusta la tormenta?