Editorial
México, esa máquina de producir noticias, ese País que vive inmerso en un caudal de problemas, pero que se niega a perder la esperanza y que cada elección sueña con salir de la miseria donde está estancada la mitad de su población, termina hoy otro largo año, repleto de todo, bueno, malo y malísimo.
El año comenzó con el Presidente Andrés Manuel López Obrador tomando el poder y declarando una guerra contra el “huachicoleo” y prometiendo que el País cambiaría para siempre.
Una de las peores cosas que recordaremos de este año es el alto número de feminicidios, pero también la respuesta de las mujeres en contra de la violencia, que en agosto provocó que salieran a la calles de la Ciudad de México para protestar.
También recordaremos a 2019, como el año en que se enjuició al capo sinaloense Joaquín “El Chapo” Guzmán en Nuev York, mientras el mundo observaba cómo era condenado.
Y no podemos olvidar octubre, cuando el operativo fallido de un grupo de militares intentó detener a su hijo, Ovidio Guzmán, provocando el llamado “Jueves Negro”, una vergüenza para nuestras corporaciones y que tuvo como escenario a Culiacán.
En noviembre, la violencia llegó a su punto más álgido con el asesinato de varios miembros de la familia LeBarón en Sonora, una masacre que provocó una condena internacional.
Y cerramos el año con la nuestra embajadora en Bolivia, obligada a abandonar el País sudamericano, como secuela del asilo ofrecido al ex Presidente Evo Morales.
Sin embargo, no podemos olvidar que en 2019, un grupo de mujeres en Chile irrumpió en el mundo con una coreografía llamada “un violador en tu camino”, como un grito desgarrador que exige el punto final a la violencia en contra de las mujeres.
Se acaba 2019 y México continúa desgarrado por una diferencia abismal entre ricos y pobres, nos vamos escuchando a un Presidente que asegura que el “cambio ya se ve cerca”, pero seguimos desgarrados por la violencia, con los bolsillos vacíos, pero la esperanza intacta.