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Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la Covid-19 es la enfermedad infecciosa causada por el nuevo coronavirus (Orthocoronavirinae). Los coronavirus (CoV) son una extensa familia de virus que pueden causar enfermedades tanto en animales como en humanos. En los humanos, se sabe que causan infecciones respiratorias que pueden ir desde un resfriado común hasta enfermedades graves como el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS) y el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS). Así, tanto el nuevo virus como la enfermedad eran desconocidos antes de que estallara el brote en Wuhan, en la provincia de Hubei, China, en diciembre de 2019.
Los síntomas recurrentes de la Covid-19 son fiebre, cansancio y tos seca. Algunos pacientes pueden presentar dolores musculares o de garganta, congestión nasal, rinorrea y diarrea. Estos suelen ser leves y aparecer de forma gradual. Otros infectados pueden ser asintomáticos. La mayoría (80 por ciento) se recupera de la enfermedad sin la prescripción de ningún tratamiento especial. Los adultos mayores y quienes padecen afecciones médicas subyacentes como hipertensión arterial, otras alteraciones cardiacas o diabetes tienen más probabilidades de desarrollar una enfermedad grave, es decir, una de cada seis personas que contraen la Covid-19 desarrollará una enfermedad grave (neumonía y dificultad respiratoria). Solo 2 por ciento de las personas que han contraído la enfermedad ha muerto.
En este contexto, la propagación del virus se presenta por contacto directo con otra persona que esté infectada por el virus a través de pequeñas gotitas de saliva (gotículas) procedentes de la nariz o de la boca que salen al ser despedidas cuando una persona infectada tose o exhala. Las gotículas caen sobre los objetos y superficies que rodean a la persona, de modo que otras personas pueden contraer la Covid-19 si tocan estos objetos o superficies y luego se tocan los ojos, la nariz o la boca. Por ello, la importancia de mantener una distancia de mínimo un metro de una persona que se encuentre enferma.
En este orden de ideas, considerando la alta contagiosidad de la enfermedad y sus síntomas, así como la propagación del virus por el mundo y el inicio de la Fase 2 de la pandemia en México, cabe preguntarse: ¿cuáles son las fortalezas y las debilidades del gobierno de México ante la Covid-19? A continuación, describo desde mi punto de vista lo que hasta el momento se ha observado en el territorio nacional, tomando en cuenta la reacción de otras naciones ante la emergencia sanitaria.
Fortalezas
La primera fortaleza es la administración de las debilidades como Nación. El país sufre una desaceleración económica, movilizaciones sociales y una polarización política marcada desde el inicio de este sexenio. El ritmo de la pandemia posibilita al gobierno mexicano a tomar previsiones oportunas a diferencia de otros países para sortear los riesgos sanitarios.
Otro acierto es separar lo político de lo técnico. Es decir, el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador atiende los asuntos políticos, sociales y económicos de la Nación, mientras delega al Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud de la Secretaría de Salud (SSa), Hugo López-Gatell Ramírez, en calidad de vocero, la encomienda de informar de forma clara -desde un enfoque científico y con un mismo discurso sin atemorizar a la sociedad- el avance de la pandemia y las medidas preventivas.
Un aspecto esencial es que el gobierno de México se adelantó a otros países contra el virus (de 2 a 3 semanas), al grado que fue el primer país que desarrolló el algoritmo para identificar la enfermedad. Asimismo, el gobierno compartió los resultados de su investigación para mitigar la enfermedad en China y compartió sus hallazgos con los países de América Latina y se retroalimentó de ellos. Finalmente, en este escenario, México cuenta con la experiencia de China, Italia, España y los Estados Unidos.
Una fortaleza más es la campaña de comunicación masiva de la Jornada Nacional de Sana Distancia que hasta su anuncio ningún país había construido una estrategia de difusión a ese nivel. Otro aspecto a destacar es la coordinación interinstitucional entre la SSa, IMSS, ISSSTE y los servicios de salud de las fuerzas armadas.
México cuenta con personal capacitado en epidemias, así como un número elevado de especialistas de alta calidad y experiencia probada. Dicho personal enfrentó con éxito la influenza virus tipo A subtipo H1N1 surgida en Veracruz en 2009. También se observa una sociedad preocupada y ocupada asumiendo su responsabilidad ante la emergencia sanitaria, mientras que una buena parte de la población se ha mantenido aislada en sus hogares.
Por otra parte, la integración comercial de América del Norte es una fortaleza. El T-MEC permitirá absorber el impacto económico que se avecina. Además, la coordinación entre el Banco de México con la Reserva Federal de los Estados Unidos es una buena señal para inyectar liquidez a los mercados financieros.
Cabe señalar que, el acierto de no limitar los derechos de movilidad de la sociedad mexicana ni de los extranjeros que transitan por el país en la primera fase de la pandemia. También señalaría el surgimiento de liderazgos políticos ante el avance de la pandemia, por ejemplo, el de algunos gobernadores, empresarios, figuras del espectáculo, entre otros actores influyentes.
Debilidades
La primera debilidad que tiene México es la inequidad histórica. La desigualdad impide que la mayoría de la población se quede en sus hogares en cuarentena. El ingreso per cápita en el país es de los más bajos de América Latina, por lo que la informalidad es muy alta en el país.
Otra debilidad está presente en los liderazgos que más que tranquilizar a la población han causado alarma, miedo e incertidumbre en los ciudadanos. El incremento del miedo podría colapsar los hospitales para acceder a las pruebas de detección del Covid-19, reservados para las personas que presentan síntomas de la enfermedad. El incremento de acciones de actores políticos en el afán de reaccionar rápidamente sin una coordinación clara y en vinculación con el Consejo de Salubridad General puede ser contraproducente en la mitigación de la pandemia.
La polarización política del país se convierte en una debilidad. La sospecha sobre los adversarios políticos se está convirtiendo en un ingrediente peligroso en la coordinación de esfuerzos con los gobiernos locales. Otra debilidad es el ejemplo y mensaje que trasmite el Presidente de México al pasar por alto las recomendaciones del personal médico.
La debilidad del sistema de salud se observa en la falta de respiradores, en el número de camas y en la infraestructura de calidad para brindar una atención oportuna a ese 2 por ciento de personas que presenten síntomas graves. Además, el bajo presupuesto de salud constituye una debilidad para el área epidemiológica.
En conclusión, al enfrentar una pandemia salen a la luz la solidez y el decaimiento del sistema de salud de cualquier gobierno. Algunas de ellas se centran en lo económico, otras en lo social y unas más en lo político. Sin embargo, una crisis sanitaria también puede sacar lo mejor de los mexicanos y verse como una oportunidad para que todos actuemos de manera solidaria al contribuir con las recomendaciones sanitarias para mitigar la pandemia.
PERFIL
Dr. Xicoténcatl Reyes Bazúa
Es catedrático en la Universidad Autónoma de Occidente y Jefe de Operación Institucional de Unidades Académicas de la Universidad Autónoma de Occidente.
Es Licenciado en Derecho por la Escuela Libre de Derecho de Sinaloa, con maestría en Gestión y Políticas Públicas de la Universidad Autónoma de Occidente; Maestría del Nuevo Sistema de Justicia Penal del Instituto de Ciencias Penales de Sinaloa y Doctor en Gobiernos Locales y Desarrollo Regional de la Universidad Autónoma de Occidente. Actualmente es asociado postulante y miembro activo por el Colegio de Abogados Lic. Eustaquio Buelna Pérez.