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@rodolfodiazf
La vida se compara con una escalera. Para alcanzar el éxito hay que subir escalón por escalón hasta alcanzar la cima. Lo importante es dar cada paso con seguridad y confianza, como señaló Martin Luther King: “Fe es dar el primer paso, incluso cuando no ves toda la escalera”.
Sin embargo, no conviene ser apresurado y brincar peldaños porque se corre el riesgo de afrontar un tropezón mortal. Rumi, connotado poeta iraní, lo expresó sabiamente: “No puedes llegar al tejado a no ser que asciendas por la escalera. Si faltan dos travesaños no podrás subir por ella, si la cuerda del pozo es demasiado corta el cubo no llegará al agua”.
Herman Hesse, en El juego de los abalorios, escribió un texto titulado Escalones: “Así como toda flor se amustia y toda juventud cede a la edad, así también florecen sucesivos los peldaños de la vida, a su tiempo aflora toda sabiduría, toda virtud, mas no les es dado durar eternamente. Es menester que el corazón, a cada llamamiento, esté pronto al adiós y a comenzar de nuevo, esté dispuesto a darse, animoso y sin duelos, a nuevas y distintas ataduras. En el fondo de cada comienzo hay un hechizo que nos protege y nos ayuda a vivir. Debemos ir serenos y alegres por la Tierra, atravesar espacio tras espacio, sin aferrarnos a ninguno cual si fuera una patria; el espíritu universal no quiere encadenarnos: quiere que nos elevemos, que nos ensanchemos escalón tras escalón... sólo quien está pronto a partir y peregrinar podrá eludir la parálisis que causa la costumbre. Quizá la hora de la muerte nos ponga frente a nuevos espacios que debamos recorrer: las llamadas de la vida jamás acabarán para nosotros”.
¿Subo con atención los escalones de mi vida?