Rafael Morgan Ríos
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La administración pública en México sufre, con cada elección de nuevos gobernantes, la pérdida y el desperdicio de capacidades y experiencias no sólo de funcionarios sino también de políticas, programas, sistemas y obra pública, pues los nuevos dirigentes políticos llegan al poder con una cauda de compromisos tanto económicos como familiares, partidistas y ahora, desgraciadamente hasta con grupos de delincuentes que en alguna forma “cooperaron al triunfo electoral”. Todo ello ha traído como consecuencia que la administración pública, en todos sus órdenes y niveles, nunca alcance el profesionalismo, la eficiencia y eficacia que se requiere, propiciándose así el desperdicio, el desorden, la improvisación y el “comenzar todo de nuevo”, pues se llega con la convicción de que todo lo anteriormente hecho, está mal hecho.
Cada seis o cada tres años, volvemos a empezar con la idea de “echando a perder se aprende”, pero es más lo que se echa a perder que lo que se aprende. Algunos avances logrados después de muchos años de estudios y experiencias que se están perdiendo o están en entredicho, serían los siguientes, pero aún hay más:
1. El servicio profesional de carrera
En cada nuevo gobierno se dan de baja funcionarios expertos y experimentados, que han demostrado su capacidad y su conocimiento, sustituyéndolos con nuevos funcionarios que vienen a aprender o con nuevas ideas, cuya factibilidad estaría por comprobarse. La pérdida económica, pero sobre todo, la pérdida de eficiencia en la función pública es enorme.
2. La homologación o armonización de los sistemas contables gubernamentales entre Federación, estados y municipios fue una idea propuesta en el sexenio de Felipe Calderón, estimulada y promovida por el Banco Mundial y el BID como una buena práctica de gobierno. Al régimen de Peña Nieto no le interesó su cumplimiento y este nuevo régimen no parece que la esté promoviendo.
3. Ya se había iniciado la coordinación y homologación de los sistemas informáticos en el Gobierno federal; en la Secretaría de la Función Pública se llegaron a tener hasta siete sistemas que no se comunicaban entre sí, pero también en las demás secretarías se tenía el problema. Integrar los diferentes sistemas digitales se estaba logrando coordinando sistemas como declaranet, compranet o la digitalización y control de la obra pública en sus avances y costos. Recientemente la Secretaría de la Función Pública mencionó la necesidad de un Plan Nacional Digital para mejor controlar las declaraciones patrimoniales de los funcionarios, lo cual ya se estaba haciendo con buenos resultados. Sin embargo, que bueno que se logre un sistema integral informático en el Gobierno, con buena ingeniería de métodos y protegido contra hackers.
4. En la implementación y homologación de los sistemas de Control Interno en los gobiernos federal, estatal y municipal, ha habido avances, sobre todo en la prevención de la corrupción o en la determinación, evaluación y prevención de riesgos para el País, para el Gobierno y para los ciudadanos. En 2018 se emitió el Reporte Global de Riesgos que se espera se continúe. Si el Gobierno federal no impulsa esta herramienta, también se perderán los avances logrados.
5. Durante el sexenio de Felipe Calderón se dio un fuerte avance en la Simplificación Administrativa, eliminándose más de 17 mil normas entre obsoletas, repetidas y contradictorias y todavía quedaron otras 18 mil de las cuales pudieran eliminarse muchas más. Se eliminaron más de 2 mil trámites innecesarios en cuanto a la atención a los ciudadanos y en los procesos internos. Este trabajo debe ser constante pues la administración pública es generadora de normas, leyes, reglamentos y tramitologías que complican el trabajo y la atención a los ciudadanos.
6. Con el apoyo de organismos internacionales se había implementado el Sistema de Evaluación Pública con la intención de eficientar el presupuesto y la administración. Se evalúan no sólo el trabajo de los funcionarios públicos, sino también los programas, las políticas públicas y las dependencias encargadas de llevarlas a cabo. El objetivo es medir los resultados obtenidos, sean estos sociales o económicos entre la ciudadanía, de tal modo que sea posible determinar a cuáles de ellos se les incrementarían los recursos y a cuáles se les disminuirían.
En fin, varias de estas ideas se diluyeron, se perdieron o se disminuyeron y se está volviendo a empezar con altos costos en esfuerzo, tiempo y presupuesto.