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En emotiva y vibrante ceremonia efectuada en el Congreso del Estado fue develado en el Muro de Honor el nombre de Manuel Jesús Clouthier del Rincón, popularmente conocido como Maquío.
Fue un acto de justicia a un hombre que se convirtió en ariete de la democracia. Gracias a su labor, como reconoció su hija Lorena en su memorable, ponderado y bien argumentado discurso, fue posible comenzar a construir la democratización y ciudadanización de México. Don Adrián García Cortés ejemplificó esto en una frase contundente y cautivadora: “Maquío, el tacle de la transición”.
Lorena subrayó que es más importante conservar la memoria que simplemente recordar. Tiene razón, hay que conservar la memoria viva y fresca para evitar caer en los voraces pantanos del olvido. No se olvide que sin memoria no hay historia. Sin embargo, memoria y recuerdo son dos términos íntimamente unidos porque se memoriza para no olvidar, mientras que se recuerda para soñar, proyectar y vivir.
Es decir, la memorización sin emoción es un simple dato; en cambio, el recuerdo es más profundo porque implica el hacer transitar otra vez un hecho del pasado a través del insondable conducto del corazón, como indicó el filósofo español José Ortega y Gasset:
“El yo pasado, lo que ayer sentimos y pensamos vivo, perdura en una existencia subterránea del espíritu. Basta con que nos desentendamos de la urgente actualidad para que ascienda a flor de alma todo ese pasado nuestro y se ponga de nuevo a resonar. Con una palabra de bellos contornos etimológicos decimos que lo recordamos -esto es, que lo volvemos a pasar por el estuario de nuestro corazón-. Dante diría per il lago del cor”.
Sean cordialmente bienvenidas estas inspiradoras letras doradas de justicia, democracia y libertad.
¿Con qué letras escribo mi nombre?
