"Las 'ronchas' que Rocha debe curar. Conciliar, pero sin pactos ilegítimos"
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A Rubén Rocha Moya no se le dificultará sacar adelante la “operación cicatriz” por más intransigentes que quieran ser los inconformes por su postulación como candidato a Gobernador del Movimiento Regeneración Nacional. De hecho ya empezó con la labor de restauración de la unidad en torno a su proyecto político y el avance del que se puede hablar a estas alturas es la habilidad al diálogo en él y la disposición a escuchar de sus efímeros detractores.
Preocuparse por alguna pose arrogante o autoritaria de Rocha Moya no es aconsejable hoy. En todo caso habría que usar tal congoja si hubiera indicios de negociación donde cuestiones oscuras interferirían para entregar cuotas a personajes o mafias igual de lóbregas. Y en tanto se tienen esos asomos de ilegalidad es bueno apostarle a la aptitud del candidato de Morena para evadir pactos tenebrosos.
Desde su desempeño como Diputado de la 61 Legislatura local, Secretario General del Sindicato de Profesores de la Universidad Autónoma de Sinaloa o Rector de la casa de estudios, desarrolló la capacidad de mediar en conflictos tal vez de dimensión distinta a los resentimientos políticos que sanarán más rápido que las graves heridas sociales que atendió inclusive como asesor del ex Gobernador Jesús Aguilar Padilla y del actual Mandatario Quirino Ordaz Coppel.
Luego en el Senado de la República puso en práctica la tenacidad que se requiere en la estructuración de consensos entre fuerzas políticas de traza inamovible. La nueva reforma educativa y la Ley General de Educación Superior dan pistas para creer que es un negociador muy difícil de doblar y que de cara a intereses domésticos tampoco será el hueso fácil de roer. Lo van a calar, sin duda.
Como punto de reconciliación, vale contextualizar que no fue Rocha el que traicionó el futurismo de los dos principales actores, Gerardo Vargas Landeros y Luis Guillermo Benítez Torres, que en estos días han querido mostrarle a todo el mundo la supuesta puñalada clavada en sus espaldas. Si es que la felonía existió tendrían que reclamárselo a Mario Delgado Carrillo, dirigente nacional de Morena.
Por lo pronto, hay un tiempo consumado e irrepetible que no admite vuelta atrás. Al contrario, Vargas Landeros, “El Químico” Benítez, Lucila Ayala de Moreschi y Ricardo Arnulfo Mendoza Sauceda, que son los que se dicen agraviados, deberían ver hacia el frente y sumarse a un proyecto donde quedan muchísimas trincheras y responsabilidades a asumir para hacer posible el triunfo electoral que corone la estrategia morenista para la alternancia en Sinaloa. Y nadie pierda de vista que Rocha Moya es el candidato, todavía no el Gobernador.
La práctica política aconsejaría ver a los inconformes por la candidatura rochista como personajes con ambiciones permutables. Aún Benítez Torres, que se cree dueño en Sinaloa del movimiento de la Cuarta Transformación debe demostrar que en realidad le es fiel a la causa amloísta y fortalecerla desde una diputación local o federal. Lo mismo Gerardo Vargas: subirse al carro de la 4T le daría la plataforma de poder que le urge para no quedar descobijado y vulnerable ante quienes querrán brincar sobre él una vez que lo vean caído del todo. Por eso hasta ayer el jefe de la tribu del trébol de cuatro hojas dio visos de rectificación y en las siguientes horas es posible que “El Químico” ceda un poco, mínimamente para abrir un compás que permita debatir las diferencias.
Nótese que la agresividad de Vargas y Benítez ha bajado de intensidad luego de que en las horas posteriores a la nominación de Rocha mostraban el despecho por derrotas de lento proceso de asimilación. Es posible que el candidato de Morena a Gobernador haya tenido o vaya a tener acercamientos con ambos y los tranquilizara con esa voluntad por resanar grietas que es característica de quien ya buscó en dos ocasiones el mismo cargo que pretende ahora.
Ojalá, pues, que aquel insumiso dirigente de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México, el que en tiempos de represión se echó encima la lucha por los derechos de los estudiantes normalistas rurales, mantenga firmes los principios de anteponer lo legítimo a lo espurio. La gente lo apoya precisamente por no caer en la adulteración de las convicciones y en esta coyuntura contará mucho, casi todo, que ese espíritu inquebrantable sea la barrera contra tratos inicuos.
Es obvio, porque esa es la naturaleza de la política en México, que algunos partidos o entes ambicioso le ofrezcan las perlas de la virgen en cuestión de votos a cambio de que transite por sendas ominosas. Él sabrá si cambia el capital moral que tiene por “espejitos” que buscarán cultivarle el ego al ras del desvarío. Ya está en él determinar qué candidato quiere ser y cómo llegará a la titularidad del Poder Ejecutivo Estatal si el voto le marca ese destino.
Reverso
Cuando fulanos de tal,
Ofrenden trampas seductoras
Recuerde que la moral,
No es el árbol que da moras.
Apetecible pastel
En las canchas del Partido Revolucionario Institucional y del Gobernador Quirino Ordaz Coppel está la pertinencia de definir las candidaturas a alcaldes antes de que los priistas y sus seguidores agarren monte por la incertidumbre de si serán o no postulados. Y previendo también que esa parte del pastel que falta de repartir, tajada que puede caer al ir del plato a la boca, afecte en el PAN y PRD el acuerdo de ir en alianza con el PRI a la elección del 6 de junio. La ansiedad por no repetir el error de vivir fuera del presupuesto está causando estragos entre los perfiles de las tres siglas coalicionadas.