Editorial
En menos de un mes, el himno “Un violador en tu camino” le ha dado la vuelta al mundo. El performance nacido en Chile es reproducido por mujeres de todos los niveles sociales, lenguas o nacionalidad.
La letra se adapta a las distintas realidades de cada lugar donde se entona, pero con apenas variaciones el reclamo es el mismo: las mujeres están hartas de ser las víctimas de una guerra de géneros donde siempre son las perdedoras.
Después de salir de Chile el 25 de noviembre, el himno se cantó en algunas de las principales ciudades del mundo como París, Ciudad de México, Bogotá y Lima, pero de ahí continuó su camino para llegar a la India, uno de los países más afectados por los feminicidios y las violaciones.
Las mujeres de India aprovecharon para incluir en la traducción el problema de las castas, una añeja tradición que apoya la desigualdad y donde las mujeres son las principales víctimas.
En Turquía la policía reprimió de manera vergonzosa a 300 mujeres que entonaban el himno, lo que dejó patente el largo camino que tienen no solo las mujeres, si no cualquiera que quiera manifestar su hartazgo en ese país.
Aquí en Sinaloa, las mujeres cantaron su himno en Culiacán, Mazatlán y Guasave en libertad y con al presencia de mujeres de todas las edades y condiciones, en una muestra de civismo, pero también de que están cansadas de aparecer en los registros de violencia en contra de la mujer.
El himno ha calado en toda la sociedad sinaloense que incluso ya se canta en las fiestas y posadas, y comienza a ser parte de las reuniones y charlas de la ciudadanía.
Ojalá que las ganas de cambiar una dinámica social que ha dejado tantas víctimas en Latinoamérica y en el mundo no sólo sea una moda pasajera y se convierta en leyes, costumbres y una dinámica social que proteja a la mujer.
