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@rodolfodiazf
Ante la palabra crisis se derrumban muchas personas o, al menos, se sobrecogen de pánico y de temor. Sin embargo, las crisis son necesarias y esenciales en nuestra vida. Sin crisis no habría crecimiento, desarrollo, progreso y superación. Las crisis son momentos en que debemos asir fuertemente las riendas para retomar la dirección adecuada con sensatez, madurez y oportunidad. La misma etimología del vocablo reafirma este aserto, pues crisis significa separar o decidir.
Albert Einstein, en un texto inmejorable y ampliamente conocido, recomienda aprovechar intensamente los momentos de crisis:
“No pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo. La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis trae progresos. La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar ‘superado’. Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias, violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones.
“La verdadera crisis, es la crisis de la incompetencia. El inconveniente de las personas y los países es la pereza para encontrar las salidas y soluciones. Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia. Hablar de crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo. En vez de esto, trabajemos duro. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora, que es la tragedia de no querer luchar por superarla”.
¿Aprovecho las crisis? ¿Las considero una oportunidad? ¿Me atemorizan y acobardan?