|
"Editorial"

"La tradición de la trampa"

""
10/12/2019

    Editorial

    El anuncio de la Agencia Mundial Antidopaje de impedir a Rusia participar en los próximos juegos olímpicos y paraolímpicos de Tokio 2020, los Juegos Olímpicos de Invierno Beijing 2024, así como el mundial de futbol Qatar 2022 ha sacudido al mundo.

    Pero a pesar de la conmoción y la trascendencia de la decisión en contra de uno de los países más poderosos del mundo, la decisión era esperada en el mundo del deporte, incluso los rusos sabían que era cuestión de tiempo que algo así sucediera.

    La trampa, convertida en una política en el deporte, está fuertemente arraigada en Rusia, trasciende incluso al tiempo, cuando sus atletas competían bajo la bandera roja de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y donde el deporte estaba supeditado a las conquistas políticas.

    Cada atleta era una propaganda viva de los soviéticos, cada uno de sus triunfos un grito al mundo en su muy particular lucha en contra de la otra potencia económica y militar del mundo, Estados Unidos.

    Sin embargo, salir de la “tradición de la trampa” no es fácil, aún y con la caída de la Unión Soviética el mundo del deporte ruso no cambió, siguieron siendo sorprendidos una y otra vez haciendo chanchullos, obligando a sus deportistas a doparse con su aprobación o sin ella.

    La decisión en contra de Rusia intenta mandar un mensaje contundente en contra del dopaje y al mismo tiempo proteger a los deportistas que no tienen un historial de dopaje, ellos seguirán compitiendo, aunque no escucharán el himno ruso si llegan a conquistar una medalla de oro.

    Lamentablemente la trampa no es exclusiva de Rusia, nuestros deportistas mexicanos ya se quedaron sin poder ir a un Mundial de futbol en una ocasión y hace unos días sorprendieron a nuestro Embajador en Argentina robándose un libro.

    Ayer, el Presidente Andrés Manuel López Obrador le dedicó largos minutos a tratar de aminorar el impacto de la “vergüenza” que provocó la circulación del video donde se ve a nuestro diplomático haciendo gala de su habilidad para robar.

    Y sucedió en el extranjero, para mayor vergüenza, y en representación de la Cuarta Transformación, aquella que abomina de la corrupción, veremos si también ejercita su lucha en contra de la impunidad.