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Castañeda: ¿y otros delitos qué?
Para lo único que fue útil la comparecencia ante el Congreso del Estado del Secretario de Seguridad Pública, Cristóbal Castañeda Camarillo, es para mostrar la necesidad de cambiar el esquema de medición, prevención y atención de la violencia en Sinaloa ya que no basta con exponer la estadística de incidencia sin entrar a lo profundo del abismo negro de desapariciones forzadas, desplazamientos de familias por miedo y feminicidios que aunque van a la baja la frecuencia en que ocurren avivan ese foco rojo.
Sin desestimar que en la comisión de homicidios dolosos existe un abatimiento que ha sido sostenido durante el gobierno de Quirino Ordaz Coppel, para nada debe presumirse ese logro si en contrasentido crecen las desapariciones de personas con la correspondiente alteración de la paz pública, la negativa a las familias a ser protegidas en sus integridades y el drama social que significa la búsqueda incansable de las víctimas.
La protección efectiva a la ciudadanía sinaloense necesita del enfoque integral que ataca con buenos resultados a todos los delitos. Tal vez para cumplir el protocolo de glosa del cuarto informe de labores del Gobernador Quirino Ordaz Coppel sí se deba dar la información desde el interés de ponderar los buenos logros, aunque en cuestión de seguridad pública las poses victoriosas no cuentan, al menos no mientras haya un solo ciudadano inmolado. Por ello el balance de Castañeda Camarillo más que un resumen de nota roja debió ser la definición de acciones para que la gente en el futuro viva más tranquila.
Y sí, como lo planteó la Diputada priista Elva Margarita Inzunza Valenzuela, la baja en la incidencia delictiva tiene mucho que ver con el diseño de mejores estrategias para combatir el delito, con el mejoramiento en el desempeño institucional y la coordinación entre los niveles de gobierno y las corporaciones de seguridad. Pero ahora lo que urge es dar el siguiente paso que evite que en cierto tipo de ilícitos se tenga la plausible contracción y en otros los preocupantes repuntes.
Por ejemplo, la información revelada la semana pasada por la Coordinación General del Consejo Estatal de Seguridad Pública muestra la acumulación de mil 100 casos de personas desaparecidas durante 2020, contra 780 homicidios dolosos cometidos en el mismo año, según la estadística oficial. Tal análisis, que no se presta a maquillar la realidad, deplora el hecho de que ni el Secretariado Ejecutivo del Sistema Estatal de Seguridad Pública, ni la Secretaría de Seguridad Pública estatal ni la Fiscalía General del Estado tocan estos datos en sus informes.
Importa agregar a otro tipo de víctimas de la violencia como a los desplazados de comunidades de la sierra sinaloense que sufren el amedrentamiento sistemático de células criminales para que dejen todo al huir de rancherías que fueron buenas para habitarlas y hoy son tierra de nadie. Sin existir un censo completo de afectados del éxodo por terror, se estima que el número oscila entre las 25 mil y 30 mil personas.
En el tema de los feminicidios le tocó a la Diputada también priista, Guadalupe Iribe Gascón, darle una pincelada de realismo al informe del titular de la SSP, al demandarle fortalecer las medidas preventivas a fin de evitar continúe esa incidencia en Sinaloa. “La violencia contra las mujeres, y especialmente los casos de feminicidios, todavía se siguen presentando con demasiada frecuencia. Sé bien que las autoridades y las corporaciones de seguridad han realizado muchos esfuerzos por combatir este problema, pero el feminicidio aún lo tenemos muy presente en la lista de delitos”.
Para las siguientes comparecencias, aunque fuera mejor que desde ya lo hiciera la SSP, el plan de seguridad pública no tendría por qué ser un inventario de más o menos muertos ya que al estar en peligro la vida de los sinaloenses urge que sea estructurada una acción multifactorial que dé soluciones al conjunto de la violencia. Los sinaloenses tenemos una percepción diferente, lo dijo el presidente de la Comisión de Seguridad del Congreso del Estado, Mario Rafael González, “y la gente sabemos que cuando tenemos miedo se pierde toda la inversión que se hace”.
Por supuesto que para Cristóbal Castañeda no fue una comparecencia complicada a pesar de ser de las más importantes citadas por la 63 Legislatura pues tiene que ver con la seguridad y tranquilidad de Sinaloa. No podría clasificarse como día de campo por los avances que hay no obstante la ausencia de la gran estrategia para pacificarlo todo y quitarle la máxima atención sólo a aquello que podría parecerle agradable a quien ofrecer las cuentas.
Todavía le quedan casi 10 meses a Quirino Ordaz Coppel, tiempo valioso para que los gobiernos federal, estatal y municipales articulen con los sectores sociales la gran intervención para que Sinaloa pueda por fin estar en paz. Ahí tienen a Ricardo Jenny del Rincón que es uno de los pocos coordinadores generales del CESP que se ha dedicado a estudiar el fenómeno de la violencia y mostrar las posibles salidas de emergencia.
Reverso
Avisan los datos duros,
Disfrazados de halagüeños,
Que para estar seguros,
Importan más nuestros empeños.
Cambio de planes
La candidatura de Juan Alfonso Mejía López al Gobierno de Sinaloa se había diseñado con traza ciudadana desteñida de colores partidistas, como factor bisagra en la alianza entre PRI, PAN y PRD y como un académico-intelectual compitiendo frente a Rubén Rocha Moya, el abanderado de Morena experto en el tema educativo, pero de pronto se derrumbó y se decidió que sea un priista “genuino” el que ocupe la postulación. Sin palabras, hay que ver cómo procesan esto los electores.