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"Puerto Viejo"

"La solución..."

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    osunahi@hotmail.com

    Estamos ya en el tercer día del año que recién empezó a caminar, con todo y el fardo de dificultades a cuestas que le heredó el recién ido. No será un año fácil, pero hay que ponerse en estado positivo y guardar la esperanza de que se cumpla aquello de que no hay mal que dure cien años.

    Y para aminorarle la carga al nuevo calendario, como colectivo social, tenemos que aceptar nuestra realidad, la cual exige que hagamos nuestras las recomendaciones sanitarias para atenuar el demoledor paso de la pandemia, como la única forma de revertir el conteo fatal que está dejando la enfermedad, hacia el predominio del número de afectados recuperados, teniendo en cuenta que la obediencia, también nos puede encaminar a la eliminación del distanciamiento social, el cual, según opinión de neurobiólogos, está elevando hasta en un 30 por ciento el riesgo de fallecimientos prematuros.

    El antinatural distanciamiento, no solo atenta contra nuestra vida, sino también con la de nuestros hijos. Ninguna decisión y acción gubernamental resulta más poderosa que la solidaridad ciudadana, pues como dijera el nunca bien recordado ex Presidente de la República, José López Portillo: “la solución somos todos”.

    Cierto, en el manejo de la pandemia son muchas las pifias que ha cometido y sigue cometiendo el gobierno federal, pero ninguna de ellas, del tamaño de nuestra inobediencia; indisciplina que en otros países, ha provocado que los gobernantes apliquen medidas represivas a los insubordinados.

    En nuestro país, el registro oficial de fallecimientos ligados al coronavirus anda rascando los 130 mil difuntos, colocándonos dentro del nada edificante top de las naciones con el mayor número de extintos por dicha causa, lo cual, significa todo un reto de superación para el gobierno y la sociedad, a lo cual, hay que sumarle otros de preocupante importancia y que traen una larga data con un alto registro de víctimas fatales, que ponen en evidencia el fracaso del sistema de salud pública, y que de alguna manera u otra, explican el índice de letalidad del C19.

    Y si la cifra de víctimas fatales del C19 es alarmante, hay que decir que las fuentes gubernamentales reportan que a lo largo del año 2019, se registraron 748 mil muertes por causa de enfermedades diversas, entre las cuales, ocupan los primeros sitios la diabetes y los padecimientos cardiacos.

    En ese mismo tenor, la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico señala que México ocupa el segundo lugar mundial de obesidad y diabetes, considerando que el 72.5 por ciento de la población las padecen.

    A la diabetes se le achacan 104 mil fallecidos durante el 2019, datos contundentes que no han servido de argumento para establecer controles estrictos sobre la producción, distribución y venta de productos con altos contenidos calóricos, de grasas saturadas, sodio y azúcares añadidas.

    En todo ello ha imperado el cochupo protector que tienden los legisladores a los fabricantes de dichos productos, complicidad que aparentemente va en camino a finalizar, ya que de algunas semanas a la fecha, hemos venido observando las leyendas de advertencia estampadas en las etiquetas frontales de dichos comestibles, lo cual, significa toda una posibilidad de que ahora sí, se están haciendo esfuerzos serios para atenuar la ingesta excesiva de productos dañinos para la salud humana.

    Al último año de nuestra vieja normalidad, bajo la cual, ni por asomo se nos ocurría pensar en el distanciamiento social, las autoridades del sector salud también anotaron 156 mil difuntos por males cardíacos, y por diversos tipos de cáncer, se retiraron de este mundo, 88 mil personas.

    Las cifras referidas duelen y están en el mismo tenor en los años anteriores al referido, bajo administraciones federales de tinte priista y panista, sin que hayan tomado acciones de fondo para disminuirlas, y que ahora, tienden a soslayarlas los acérrimos críticos del manejo que le está dando El Peje a la pandemia.

    “La solución somos todos”. No me queda duda de que es el único camino que tenemos para sacar de la lumbre, los candentes fierros de la pandemia. ¡Buenos días!