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"EDITORIAL"

"La paradoja"

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13/10/2020

    Editorial

    El partido político de Morena está cosechando lo que sembró.

    Fue creado como una plataforma para llevar a Andrés Manuel López Obrador al poder, nada más. Y ahora que el objetivo se ha logrado, la plataforma intenta comportarse como partido y no lo consigue, no es capaz, ni siquiera de elegir y reemplazar a su dirigente nacional.

    Después de cumplir su objetivo, Morena tuvo tiempo de convertirse en un verdadero partido, durante dos años se pudo haber construido, paso a paso, la infraestructura para que pudiera funcionar como un partido tradicional funcional, pero no lo hicieron.

    Construir un partido implicaba la necesidad de abrirse para recibir a todos los mexicanos que estuvieran interesados en formar parte de él, abrir la casa, designar comités, órganos internos, asambleas, nuevos cuadros, pero no, no lo hicieron por temor a perder el control.

    Abrir a Morena hubiera implicado que entraran miles, quizá millones de interesados al partido, y como los morenistas originales son muy pocos, inmediatamente se iban a convertir en minoría, y en una democracia las minorías no toman las decisiones.

    Ante el temor de que priistas y panistas les inundaran el partido y lo tomaran desde adentro, los morenistas decidieron no construir partido, continuar como una pequeña plataforma donde las decisiones las siguiera tomando López Obrador.

    El problema es que ahora que se necesita un partido para organizar una simple consulta interna nacional, no lo tienen, no hay quien la haga, la casa está vacía.

    Y sin órganos internos confiables, un partido, o cualquier organización, es un caos, y del caos no podemos esperar nada, solo incertidumbre.

    Ahora se para el líder de Morena y desde su micrófono presidencial pide que Morena termine por designar a un líder, pero no hay partido que le conteste, solo se escucha el ensordecedor sonido del desorden.