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"Opinión"

"La pandemia de la Muerte Negra cambió al mundo (para bien)"

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    alberto.kousuke@uas.edu.mx

    La Muerte Negra, también conocida como Peste Bubónica o La Plaga, es una enfermedad causada por la bacteria Yersinia Pestis. Esta bacteria se transmite por pulgas, ratas, o contacto directo, y se multiplica en los nódulos linfáticos, donde produce unas toxinas que ocasionan la muerte celular.
    Las personas infectadas presentaban “bubos”, la lesión patognomónica de esta enfermedad que se caracteriza por una inflamación dolorosa en los nódulos linfáticos. Aquellos infectados sufrían una horripilante muerte al cabo de cinco días.
    Esta bacteria ha causado tres pandemias a lo largo de la historia. La más famosa aconteció en el Siglo 14 y cobró la vida de la mitad de la población en aquellas regiones donde llegó a esparcirse.
    Esta pandemia se originó en China, donde evaporó a un tercio de la población antes de que el resto del mundo supiera lo que se avecinaba. No obstante, esta enfermedad devastó particularmente a Europa, la cual se encontraba en medio de una era marcada por la guerra, la hambruna, y un escándalo Papal que obligó a mudar las oficinas centrales de Roma a Avignon (Francia).
    Asimismo, el Papa Gregorio IX tenía la superstición de que los gatos eran agentes del demonio, lo que ocasionó un gaticidio a lo largo de Europa. La falta de felinos permitió a las ratas multiplicarse sin control, ayudando a esparcir la Muerte Negra.
    Este desastre natural redujo la población mundial de 450 millones a 350 millones de personas. Se requirieron de cientos de años para recuperar la población mundial, pero algunos cambios sociales derivados de estos sucesos fueron permanentes.
    La Muerte Negra, así como la Covid-19, ataca indiscriminadamente a jóvenes y viejos, ricos y pobres; pero afecta principalmente a individuos con enfermedades subyacentes que habitan las grandes urbes y que se encuentran en contacto cercano con los enfermos. De igual manera, el grueso de los contagiados fueron aquellos que no guardaron las medidas de higiene y distanciamiento social.
    Monasterios enteros fueron arrasados y Europa perdió a la mayoría de sus doctores. En el campo, la mayoría de los asentamientos fueron abandonados.
    Los efectos sociales de la plaga se sintieron inmediatamente después de que la pandemia terminó, aquellos que sobrevivieron se beneficiaron de la falta de mano de obra. Los siervos que alguna vez se encontraban atados a un lord, ahora tenían la posibilidad de elegir para quién trabajar. Los lords se vieron obligados a mejorar o a hacer más atractivas las condiciones de trabajo, lo cual se vio reflejado en un aumento salarial y un horario de trabajo más corto.
    Estas mejores condiciones de vida para los pobres se mantuvieron con el paso de los años. Unas décadas posteriores a la Muerte Negra, algunos lords trataron de regresar a las viejas costumbres, incitando revueltas campesinas en todo Europa.
    La desconfianza en Dios y la iglesia, ya de por si mal vistos por los recientes escándalos papales, creció cuando la gente se percató de que la religión era incapaz de parar la ola de muertes y el sufrimiento de sus seres queridos. Asimismo, muchos sacerdotes perecieron, dejando a sus poblados sin servicios religiosos.
    Esta no es la primera pandemia de coronavirus, pero sin duda es la más famosa.
    La Covid-19 no es tan letal como la Muerte Negra, eso quiere decir que no habrá más empleos disponibles para aquellos que sobrevivan esta pandemia. De hecho, se estima que habrá una recesión económica global sin precedentes.
    No obstante, los cambios sociales empiezan a fraguarse y de nosotros dependerá si queremos seguir con las mismas costumbres que son un lastre para nuestro desarrollo como sociedad e individuos. Es momento de librarnos de los lords, las supersticiones, y de las viejas costumbres sin sentido.