alberto.kousuke@uas.edu.mx
De acuerdo con el último “estudio global de carga de enfermedad” realizado en el 2010, las principales causas de muerte prematura en México son: isquemia cardiaca, diabetes, y enfermedad renal crónica (la cuarta causa es violencia interpersonal). Las dos primeras enfermedades aumentaron su incidencia en más de un 80 por ciento con respecto a la década de los noventa, mientras que la incidencia de la enfermedad renal crónica aumentó 364 por ciento (la violencia interpersonal aumentó 215 por ciento). Estos datos fueron recolectados hace 8 años, sin duda alguna estos números se encuentran mucho más elevados el día de hoy.
Esta epidemia de enfermedades ocasionadas por malos hábitos alimenticios y una inadecuada educación e infraestructura en salud pública, ha permitido el proliferamiento de prácticas alternativas peligrosas.
Una más que se suma a esta lista de charlatanerías es la terapia con ozono, una panacea que promete remediar una gran plétora de afecciones como cáncer, diabetes, artritis, sida, enfermedades cardiovasculares, entre otras.
El ozono es una molécula con una gran capacidad para oxidar, confiriéndole muchas aplicaciones industriales. Asimismo, se encuentra en la estratósfera absorbiendo los rayos ultravioleta, previniendo que dichos rayos lleguen a la superficie terrestre y nos ocasionen cáncer de piel.
A mediados del Siglo 19, el ozono empezó a utilizarse como un desinfectante de salas de operación y para esterilizar material quirúrgico. A finales del mismo siglo, este gas también se empezó a utilizar para desinfectar el agua y librarla de bacterias y otros patógenos.
¿Cómo funciona el ozono?
El ozono (O3) es una molécula inestable que se convierte rápidamente en oxígeno (O2), liberando un átomo de oxígeno en el proceso (radical libre). Este átomo solitario reacciona con las membranas celulares de las bacterias, destruye sus componentes celulares, irrumpe su actividad metabólica, y finalmente ocasiona su muerte. El ozono es un excelente bactericida para instrumentos médicos y agua potable.
¿Qué efectos tiene en el cuerpo humano?
Ninguno benéfico. Así como con las bacterias, el ozono es una molécula inestable que reacciona agresivamente con los compuestos biológicos celulares, formando radicales libres (moléculas que causan cáncer).
La FDA de EUA ha declarado que el ozono es un gas tóxico sin aplicaciones médicas; no obstante, las autoridades sanitarias mexicanas guardan silencio, probablemente en complicidad con estas compañías que lucran con la desesperación e ingenuidad de la gente.
En Sinaloa, una forma común de aplicación de ozono consiste en la auto-hemoterapia. El procedimiento inicia con la extracción de la sangre del paciente, posteriormente se mezcla con ozono (gas), y finalmente se inyecta de vuelta al mismo paciente. También existen otras vías de administración, donde se utiliza un catéter para administrar ozono vía vaginal o rectal (no es broma). Estos procedimientos sacados del compendio de tortura de la Santa Inquisición están reportados en “Naturopathic Doctor News and Review”, la revista insignia de los charlatanes médicos y principal fuente de disparates pseudocientíficos en el mundo.
Este tipo de terapia ha ocasionado la muerte de muchos pacientes a nivel mundial. El ozono es un gas con el potencial de ocasionar una embolia (burbuja de gas) al ser inhalado o inyectado en la sangre. Este émbolo obstruye la circulación de vasos sanguíneos pequeños y ocasiona desde ceguera temporal hasta infartos cerebrales, pulmonares, o cardiacos.
El ozono es un gas deletéreo sin aplicaciones terapéuticas. Para que el ozono sea efectivo como bactericida, debe de estar presente en concentraciones mucho más grandes de lo que tolera cualquier ser humano o animal.
Dado que la COFEPRIS y la COEPRISS no hacen nada por cuidar nuestra salud, debemos de denunciar este tipo de prácticas ante los medios y redes sociales. No debemos de seguir permitiendo este tipo de prácticas abusivas y nocivas. La terapia con ozono es tan perversa como inyectar agua (en lugar de quimioterapia) a niños con cáncer.