Editorial
Ayer sucedieron varios hechos que trajeron a la palestra a Cuba, la vieja isla dominada por Fidel Castro, ya muerto, pero donde su poder sigue intacto.
Un expresidente mexicano compartió un video de un “acto de repudio”, el nombre que tienen estos actos en la jerga cubana, donde se observa a un grupo de cubanos impedir a una activista salir de su casa.
La escena es impresionante por única, porque sólo en la isla comunista de los hermanos Castro puede suceder, y porque es impresionante que en estas fechas suceda.
Resulta que la activista quiere salir de su casa, pero afuera la espera un grupo de señoras de la tercera edad, caminando despacio, casi como zombies.
La activista se para frente a la puerta de su casa y les dice al grupo de señoras que las cosas no tienen por qué ser así, que al final de todo, todos son cubanos, apela a la paz, a una hipotética sana relación.
¿Qué puede pasar en una situación así? Es difícil entenderlo, sobre todo para nosotros, en México, donde cada quien sale de su casa cuando se le pega la gana.
Pues resulta que no, el grupo de señoras comienza a hacerse más grande y de pronto la turba le grita a la activista que no puede salir a la calle, y finalmente una señora lanza el grito de guerra que lo confirma todo “viva Fidel”.
Nos encontramos ante un acto de represión, de esos que inventan las dictaduras. Personas del pueblo castigando a una vecina, donde no hay policía ni militares, solo el pueblo en un “acto de repudio”.
Nada más falso, todo está organizado desde el Gobierno cubano.
Mientras, en Miami salieron miles a las calles para mostrar su repudio al régimen cubano, con el pretexto de apoyar a Donald Trump, dentro del proceso electoral que se vive en EU.
Y mientras todo mundo habla de modernidad y desarrollo, en Cuba se vive en una prisión congelada en el tiempo.
