"La disculpa de Estrada a periodistas. Aflora el Alcalde que se oculta en él"
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En el marco de un convivio ofrecido a periodistas con motivo de las festividades de la época, el Alcalde de Culiacán, Jesús Estrada Ferreiro, tuvo un gesto de humildad política al pedir disculpas a quienes haya ofendido en el desempeño del cargo público, prometiendo hacer lo posible para mejorar la relación con la prensa. La estampa navideña, la cual ha de sellarse con tinta de congruencia, devela al ser humano oculto tras las bruma fría del poder.
Es el momento en que más crece el Presidente Municipal al disminuir el hombre hosco, el Edil eternamente hostil, para dar un leve bosquejo del bienintencionado que habita en él y que debe salir más de seguido a mostrarse a los culiacanenses. Bienvenido, pues, al reino de lo rústico y lo ordinario.
Siempre les he dicho a los colegas periodistas que Estrada Ferreiro jamás llegará a consumar una agresión física contra alguien del gremio o acción autoritaria que afecte a medio de comunicación y que sus frecuentes embestidas verbales no pasarán del estruendo mediático que causan y la consiguiente sorna que le otorga la opinión pública.
Pero también he sostenido que el mayor peligro es que alguno de los colaboradores o adoradores del Alcalde, cegados por el fanatismo, decida quedar bien con el falso Mesías que idolatra y actúe por su cuenta poniendo en riesgo la integridad física de periodistas. O que algún político que pretenda sacar raja de la tirria que Estrada Ferreiro exhibe hacia los reporteros de la fuente y medios de información haga el ataque para que se le atribuya al Edil.
La intolerancia al periodismo es el mal de nuestros tiempos. La otrora gruesa concha de los políticos ante la observación del periodismo se ha vuelto muy delgada y al menor intento de crítica a sus actos de servidores públicos se retuercen como el ostión cuando le cae la acidez del limón. El periodismo también ha avanzado en lo incisivo, esencia de la libertad de expresión.
Solamente que hoy está la diferencia que marca Estrada Ferreiro como señal de paz que lo distingue de sus homólogos de Ahome, Manuel Guillermo Chapman Moreno, y de Mazatlán, Luis Guillermo Benítez Torres. El pedido de perdón como señal de buena voluntad e indicio de que más allá del funcionario gruñón está otro que ve y reconoce los errores plantándose en el piso firme de la realidad.
Independientemente del menú y los obsequios que Estrada Ferreiro y sus colaboradores ofrecieron a los periodistas con dinero propio, y sin destinarle mayor importancia a que estos hayan decidido asistir o no al convivio, el mejor regalo es la serenidad del gobernante del Movimiento Regeneración Nacional y hay que aceptarlo en un gesto recíproco de buena fe.
Tomemos las palabras de Estrada con la dimensión justa, en el contexto donde a Culiacán le urge conocer al político de carne y hueso que tenga la voluntad, el temple y la capacidad para solucionar la problemática que el Municipio presenta. Hay que otorgarle al Alcalde el privilegio de la duda. Eso no se lo podemos negar.
Al expresar que “es justo a veces reconocer y es justo pedir perdón o disculpas por ello, si alguna ofensa creen que les he hecho a alguien, espero y estén presentes, les ofrezco disculpas con mucha humildad, no pasa nada, no soy menos por ello”, crece el Alcalde al retomar estatura desde el encogimiento que da la soberbia. Nunca el político es tan enorme que cuando baja al nivel de los ciudadanos comunes y corrientes.
Las palabras pronunciadas por Estrada están muy lejos de ser el desagravio a un sector obligado a transmitirle a los ciudadanos la realidad de un gobierno y de quien lo preside, sin embargo, sí poseen el código de la auto exploración que quiere la paz del cumplimiento de la obligación de cada una de las partes fincado en el respeto mutuo.
La clave es lograr que el servidor público y quien recibe sus servicios, el pueblo, se reconcilien en el punto fijo de la humildad. La tarea del periodismo consiste en aproximar los intereses del pueblo con las obligaciones de quien gobierna, siempre siendo responsable quien informa en no alterar las reglas de la civilidad, el respeto y no invadir la vida privada de los que desempeñan la función pública.
Por esas razones, ahí, en el sentimiento más íntimo del Alcalde está la interrogante y la respuesta de cómo debe ser la relación entre los políticos en posiciones de gobierno y los periodistas en el cumplimiento de la labor y la ética del desempeño de la profesión. Ahí, Alcaldes Chapman y Benítez.
Reverso
Que nos conmueva, en verdad,
Esa disculpa ofrecida,
Con la que Estrada liquida,
Al Grinch de la Navidad.
La paz esté con todos
Es Navidad. Llegó la hora crucial para la renovación de votos de paz, fraternidad y amor. Abracemos a la familia más allá de ser esta la de los lazos consanguíneos pues ha crecido para abarcar con el fuerte abrazo, hoy y siempre, a todos aquellos que llevan abierta la herida que la violencia dejó en sus hogares. No están solos; todos nos sentimos golpeados.